Recordemos la #FraseDeLaSemana de este pasado lunes: “No me gustan las etiquetas, te limitan y yo no quiero límites” de boca de la gran diva Madonna. Bien pues en coherencia con esa frase vamos a hablar a continuación de etiquetas, timidez y de los peligros de la auto condena a la que ellas nos llevan cuando nos describimos de esa manera.
¿Te consideras una persona tímida? o ¿A veces sientes timidez? Esta es una pregunta clave porque no es lo mismo hacerla de una manera o hacerla de otra.
La primera manera de hacerlo te está inculcando a que te etiquetes de una manera, con una característica, con la primera pregunta se está diciendo si eres o no eres tímid@. De la segunda manera se está dejando ver que la timidez no es una característica tuya propia, sino que en ciertas circunstancias te sientes de una manera, sientes una serie de emociones que son pasajeras porque sabemos que cuando pase esa circunstancia, ya no serás tímid@ sino que volverás a un estado anterior a esas emociones sentidas en esas circunstancias concretas.
¿Notas la diferencia?
Entonces, si vuelvo a preguntarte:
¿Te consideras una persona tímida?
¿A veces sientes timidez?
¿Con cuál de las dos preguntas sientes más comodidad para responder? O ¿Con cuál de las dos preguntas se sientes más identificado o identificada?
A continuación vamos a ver por qué es un inconveniente hacernos la primera pregunta y no la segunda.
Persona poniendo las manos ante su cara para no ser fotografiada.
Fuente: Unsplash.com
Es necesario tomar conciencia sobre el hecho de que la timidez no es una característica de la personalidad como sí lo es la introversión y existen diversas diferencias entre un concepto y otro, aunque sean tremendamente similares. Hablaremos las diferencias entre los dos conceptos de otro en un post futuro.
Las personas no son tímidas, sino que en ciertas circunstancias sienten una serie de emociones etiquetadas como timidez, o mejor dicho, no eres una persona tímida, sino que a veces, sientes timidez. Otra cosa es que cada persona sienta esa timidez con más elevados niveles de intensidad o más a menudo que otras.
Es cierto que solemos decir “Es que soy tímido”, sin embargo si nos paramos a pensarlo detenidamente, en el momento en el que afirmamos cualquier cosa después del “YO SOY” estamos creando algo en nosotros que será permanente en el tiempo hasta que tomemos la decisión de dejar de serlo y esa decisión es solo nuestra, de nadie más.
No es lo mismo si digo “Yo soy bajita”, a si digo “Yo soy tímida” porque si soy bajita y es algo que no puedo cambiar, seguiré siendo bajita hasta el día de mi muerte, aunque también dependerá de cuál es la estatura media del lugar en el que vivo, que es lo que me hará más o menos bajita con respecto al resto de habitantes. Sin embargo, si digo que soy tímida estoy condenándome a ser tímida para siempre, a no ser que caiga en la cuenta de que la timidez es algo que puede trabajarse, superarse o mejorarse en gran medida como para hacer grandes cambios en mí y en mis resultados. Esta es una de las diferencias entre la timidez y el concepto de introversión. Mientras la introversión no se supera porque no es un estado que pueda ser pasajero, sino una característica o rasgo de la personalidad que irá siempre con nosotros como el hecho de ser rubio o moreno, la timidez sí puede superarse o mejorarse como para convertirnos en el tipo de personas que realmente nos llene ser.
Pero, ¿Es posible superar la timidez? La respuesta es un rotundo “SÍ”, pero antes debemos hacernos de manera personal ¿Qué es para mí “superar” la timidez? Y podrás llegar a tu propia respuesta personal después de recomendarte que leas el post en el que hablo sobre ello «¿Es posible superar la timidez?».
Así a continuación vamos a hablar sobre el efecto de las etiquetas en nosotros.
Archivo con cajones etiquetados.
Fuente: Unsplash.com
Para entender el efecto de las etiquetas podríamos hablar de experimentos que han demostrado el poder de las palabras a la hora de crear creencias en las personas, como por ejemplo el conocido “Efecto Pigmalión”. El efecto Pigmalión está enfocado en el poder de la palabra a las personas de nuestro entorno, sin embargo también nos puede hacer entender el poder de las palabras que usamos en nuestro propio lenguaje interior.
El efecto Pigmalión nos dice y nos demuestra que si repetimos continuamente a un niño mientras crece que es tonto, ese niño crecerá efectivamente creyendo que es tonto, obtendrá resultados en sus exámenes que le hagan sentir que no es suficientemente inteligente, porque ha de cumplir con aquello que le hemos dicho y muy probablemente cuando sea adulto, fracasará en todo o en casi todo lo que se proponga si es que se atreve a proponerse algo, porque creerá que es demasiado tonto como para lograr algo. Finalmente ese niño acabará teniendo una vida mediocre muy por debajo de lo que realmente habría podido crear si se hubiese sentido capaz. Bien, pues cuando nos ponemos etiquetas a nosotros mismos, estamos haciendo exactamente lo mismo que con el efecto Pigmalión, pero los responsables somos nosotros, no nadie de fuera. Es más, lo que nos digamos nosotros mismos siempre tendrá mucha más fuerza que cualquier cosa que nos pueda decir cualquier otra persona, porque lo que nos decimos nosotros será nuestra verdad absoluta. Si nos lo decimos nosotros, es que nuestro cerebro ya lo cree ciegamente.
Si no paramos de repetirnos a nosotros mismos y al resto de personas que nos rodean que “Somos tímid@s”, estamos creando una creencia muy difícil de eliminar si continuamos con ese lenguaje y esa creencia está creando nuestra realidad de manera continua.
Pero la buena noticia es que eso se puede revertir. Podemos revertir nuestras creencia y esas creencias se cambian cambiando nuestro lenguaje. Sabiendo ya esto, el resto será más fácil, solo tenemos que cambiar el modo en el que hablamos empezando por el modo en el que hablamos de nosotros mismos. Cuando hablas de ti misma o de ti mismo, ¿Cómo te describes? Párate a escucharte, puedes tomar una hoja y un bolígrafo y escribir como si te estuvieras presentando a alguien que acabas de conocer ¿Qué palabras utilizas? Cuando lo tengas escrito, léelo para ti, imagina que estás leyendo la presentación de otra persona y pregúntate ¿Me agrada esta persona? Párate a pensar por un momento si lo que dice esa persona de sí misma es amable, agradable o positivo. Si lo que cuenta de ella es atractivo a los oídos. Esto te dirá mucho sobre cómo te pueden estar percibiendo los demás cuando hablas de ti, cuando te describes.
Así que en el caso de que hayas descubierto que no hablas muy bien de ti mismo, a continuación vamos a ver un tip práctico que nos ayudará a comenzar a cambiar nuestra forma de hablar de nosotros, de describirnos y por lo tanto, de mostrarnos a los demás. Porque la manera en la que nos mostremos a los demás, será la etiqueta que dirá lo que “somos”.
TIP
Entonces, ¿Cuál es la manera de dejar de crear una nueva realidad con respecto a la etiqueta que nos hemos puesto? Cambiando nuestro vocabulario tanto cuando hablamos con los demás, como cuando hablamos con nosotros mismos. Por ejemplo, podemos cambiar la frase “Soy tímid@” por “En ciertas circunstancias siento timidez”. En ese momento estamos comenzando a crear otra realidad diferente, ahora estamos diciéndole a nuestro cerebro que no somos de cierta manera, sino que nos sentimos de cierta manera (que no es lo mismo) y que ese sentimiento es pasajero y moldeable si así lo deseamos.
A partir de ahora, en esos momentos el los que sientas esas emociones que reconoces en la timidez y sientes incomodidad como para evitarla o retirarte, puedes indicar “Esta situación me produce timidez” o “Me hace sentir incomodidad”. De esta manera estás indicando cómo te sientes y no lo que “eres”.
Al principio nos costará hacerlo porque tendremos que recordarlo y parar un momento para pensar antes de hablar. Sin embargo, cuando llevemos un tiempo haciéndolo de manera habitual nos habremos acostumbrado y llegará el momento en el que usaremos ese lenguaje de manera automática. Esa será la señal que nos indicará que nuestro cerebro ya comienza a creer de otra manera, ahora nuestro cerebro cree que nos encontramos en un estado pasajero y no que “somos” de cierta manera.
¿Te atreves a comenzar el cambio? ¡Cuéntame cómo te hablas en esas situaciones!
La #FraseDeLaSemana publicada en las redes sociales “Al menos un 80% del éxito en la edad adulta proviene de la inteligencia emocional” de boca del maestro Daniel Goleman, ya lo anunciaba. Esta semana hablaremos sobre las habilidades más importantes para alcanzar el éxito hoy y en un futuro próximo.
Sin embargo, vamos a aclarar que cuando nos referimos a éxito no estamos hablando de dinero, o al menos no solamente de él, hablamos también de sentirnos realizados, de lograr nuestros objetivos y de sentirnos plenos y coherentes con nuestros valores al final de nuestras vidas. Éxito puede ser cambiar de trabajo, encontrar pareja, dejar el hábito de fumar, encontrar la tranquilidad, encontrar la paz en uno mismo, formar una familia, ganar más dinero, comprar la casa de nuestros sueños, finalizar una carrera universitaria, trabajar en lo que verdaderamente nos gusta, sentirnos valorados en el trabajo, etc. Para trabajar nuestro propio éxito debemos preguntarnos de manera individual ¿Qué es para mí el éxito? Y trabajar con el foco puesto en nuestra propia respuesta. ¿Cuál es tu respuesta?
Habilidades hay muchas y todas son válidas para alcanzar el éxito, pero en este post vamos a enfocarnos en las más importantes, las que podrían catalogarse como básicas. Sin estas habilidades está claro que nunca veremos resultados. ¿Quieres avanzar y llegar a la meta? Pues presta atención a la siguiente lista:
Motivación y disciplina.
Es necesario saber que la motivación y la disciplina han de ir de la mano, porque trabajar la motivación está muy bien, ¡Es genial! Y es una habilidad indispensable para levantarnos a diario y seguir trabajando en aquello que deseamos pero, ¿Te has parado a pensar qué es de nosotros en esos días en los que la motivación no es posible? Tengamos en cuenta que no podemos estar motivados todos los días de la semana y a todas horas. Somos humanos, tenemos días y “días” y no sólo eso, sino que como humanos también debemos permitirnos “descansar” del hecho de sentirnos obligados en cierta manera a estar motivados. Como el día y la noche, como el yin y el yang, como la luz y la oscuridad, como la alegría y la tristeza, estamos hablando de los dos polos opuestos y como polos opuestos que son, no podremos mantenernos eternamente en una de las partes, para entenderlo mejor imaginemos que hablamos de un péndulo. Sí podemos trabajar para encontrar un equilibrio en ese péndulo y además, podemos trabajarnos para encontrar cada día las razones por las que levantarnos y seguir trabajando haciendo que ese péndulo se mueva hacia el lado de la motivación. Sin embargo, debemos ser conscientes de que si trabajamos para ir más hacia ese lado por las leyes naturales habrán otros días en el que por mucho que hagamos por estar super motivados, nuestra mente va a tirar más hacia el otro lado del péndulo ¡Y no tiene absolutamente nada de malo ni tenemos por qué estar luchando continuamente contra ello! Es imposible mantener el péndulo siempre de un lado
Entonces ¿Qué podemos hacer en esos días en los que sentimos que la motivación no hace acto de presencia y tiene pinta de no aparecer? En esos casos es necesario ser consciente de la importancia y el tesoro que es la disciplina. El trabajar esos días en los que sientes que no tienes razones para trabajar, será lo que finalmente te lleve hacia el éxito. Las personas realmente exitosas son las que hacen el esfuerzo esos días en los que no hay motivación.
La motivación es lo que te levantará del sofá y la disciplina es lo que te hará traspasar la línea de la meta.
Si te interesa saber más sobre la habilidad de la motivación, te recomiendo que leas mi libro “Motivación 1: el super poder de auto motivarte” que está a la venta en el siguiente enlace: https://bookboon.com/es/motivacion-1-ebook a parte de aprender más sobre ello, adquirirás herramientas prácticas para el uso del día a día y el logro de objetivos.
2. Autoestima y auto concepto.
La autoestima es tan importante y a la vez tan poco valorada y trabajada, que podemos ver todos los días en cada momento a muchísimas personas padeciendo carencias por falta de ella en algún aspecto de su vida. La autoestima es tan grande que lo abarca todo a nuestro alrededor, todo, absolutamente todo lo que nos rodea está salpicado de manera positiva… o negativa, por nuestra autoestima y el concepto que tenemos de nosotros mismos.
Si yo te pregunto:
¿Qué crees tú que mereces realmente en tu vida?
Y después de esa pregunta te hago la siguiente:
¿Qué tienes realmente en tu vida?
¿Es coherente con lo que piensas que realmente mereces?
Párate a pensar un momento en las respuestas de cada una de esas preguntas. Todas nuestras circunstancias no es totalmente fruto del azar, más de lo que creemos es parte de las decisiones que tomamos o lo que hemos permitido hasta llegar a donde estamos hoy. ¿Crees realmente que el trabajo que tienes es lo que mereces? Más bien es lo que a otra persona le conviene ofrecerte en este momento, que puede ser un trabajo mejor o peor, pero es lo que esa persona “dice” con el acto de darte ese empleo que tú mereces.
Una persona con una buena autoestima bien trabajada, sabe que si merece algo mejor puede lograrlo. Eso de “La cosa está muy mal y es lo que hay” es un escudo para tapar carencias del subconsciente o en muchos casos no tan del subconsciente.
El auto concepto es la imagen que tenemos de nosotros mismos, no solo a nivel físico sino la idea que tenemos de nosotros, lo que pensamos que somos y esto está muy ligado con la autoestima. La imagen que tenemos de nosotros mismos rige el valor que luego nos damos y la estima que sentimos hacia nosotros.
Las personas con una autoestima elevada y un buen auto concepto tienen más facilidad para proponerse objetivos grandes y más a largo plazo, porque saben que pueden lograrlo, porque sienten que lo merecen y porque saben que tienen las capacidades necesarias para trabajar en él. Mientras tanto, las personas con una autoestima baja se ponen objetivos muy a corto plazo, menos exigentes y más pequeños porque no se sienten tan seguros o merecedores de tener o alcanzar más.
¿Cuál de los dos grupos te hace sentir más identificado o identificada?
3. Resiliencia.
Esta habilidad es la capacidad de sobreponernos a las crisis, traumas y situaciones difíciles de nuestra vida convirtiéndonos en personas más fortalecidas que antes. Una buena comparación para este punto es la habilidad del junco de doblarse, pero no partirse.
Una persona resiliente se sobrepone a los obstáculos y toma el aprendizaje de ellos para seguir avanzando. Las personas exitosas han tenido que ser resilientes, puesto que todos en algún momento de nuestras vidas nos hemos topado con situaciones complicadas antes de llegar a la meta. Ese pensamiento de “Es que esa persona lo ha tenido muy fácil” es otro escudo para tapar la sensación de imposibilidad por nuestra parte, para lograr nuestro objetivo. No es que esa persona lo haya tenido fácil, es que esa persona no lleva sus crisis y traumas escritas en la mente y se nos presenta como algo aparentemente fácil para ella o él.
Para conocer más sobre la resiliencia podemos conocer magníficas y fascinantes historias reales como las de Hellen Keller y Anne Sullivan, Nick Vujicic, Malala Yousafzai, Viktor Frankl, Pablo Pineda, Albert Espinosa o Stephen Hawking. Historias realmente inspiradoras y que te harán ver que si ellos pudieron hacer eso, ¡Tú también puedes!
Una persona resiliente sin duda alguna tiene una gran capacidad para evitar que los obstáculos y las crisis le hagan rendirse o debilitarse, porque ya sabe lo que es pasarlo mal y eso le acercará al éxito.
4. Asertividad: escucha activa.
Nos referimos a asertividad a la habilidad de hacer uso de la comunicación de manera respetuosa y sana cuando se torna difícil con otras personas. Vendría a resumirse en la capacidad de comunicarnos con otras personas respetando sus opiniones y visiones, al mismo tiempo que también hacemos respetar las nuestras. Puede parecer un punto complicado y de hecho lo es para las personas que no han sabido ser asertivas antes. La primera vez que escuchas hablar de la asertividad normalmente resulta muy difícil poder aprender a medir las palabras de manera que podamos comunicar lo que realmente deseamos sin censura, pero al mismo tiempo haciendo uso del respeto bidireccional.
Por ejemplo, una frase asertiva para cuando debatimos sobre un tema en el que no estamos de acuerdo podría ser:
“Entiendo perfectamente lo que quieres decir, pero yo lo veo desde otra perspectiva”.
Respetas la opinión del otro, pero también expones la tuya de manera natural.
Podríamos hablar largo y tendido sobre esta habilidad en un solo post, para ver cómo afrontar conversaciones complicadas con personas poco respetuosas. ¡Tomaré nota para una publicación futura!
Dentro de la asertividad, es necesario tener en cuenta el punto denominado como la escucha activa. Las personas que muestran una gran capacidad de escucha con calma y hacen ver a la otra persona su interés en ella, tienen mayor facilidad para enriquecer sus redes de contacto, de persuadir, de enriquecer su comunicación y por lo tanto, de aumentar las posibilidades de éxito en general porque aumentarán las posibilidades de recibir apoyo por parte de las personas que les rodean porque nos ayudan a ser personas más persuasivas.
5. Inteligencia emocional.
La inteligencia emocional es un punto al que por fortuna, se le está dando importancia en la actualidad y por fortuna también, cada vez más con miras hacia un futuro enriquecedor de las personas y las empresas.
Hablamos de inteligencia emocional como la capacidad de una persona de autoevaluarse interiormente en cada situación, ya sea positiva o negativa. Es la habilidad de ser consciente de las propias emociones, aceptarlas y evaluarlas para bien fluir con ellas, o trabajarlas a su favor. También es la persona que tiene la capacidad de reconocer las emociones ajenas y por ejemplo, ser capaz de ponerse en el lugar del otro para comprenderr por lo que está pasando. Esta capacidad le permite poder no solo ser más resolutivo y empático, sino también de aceptarse tal y como es al mismo tiempo que le permite poder trabajarse de manera constructiva hacia una mejora de la fortaleza emocional. Una persona que se conoce a sí misma, puede saber en qué punto de su propio desarrollo emocional se encuentra y puede también saber qué más puede desarrollar o construir. Por ejemplo, una persona con una elevada inteligencia emocional puede aceptar que tras la pérdida de un trabajo o su pareja, deberá de pasar un tiempo de duelo, deberá permitirse encontrarse mal, llorar, sentir que pierde la ilusión o parte de ella y aún así es consciente de que ese estado es pasajero y que cuando se haya permitido una licencia coherente, podrá fortalecerse para recuperarse y volver a trabajar en nuevos objetivos.
Podemos decir que la inteligencia emocional es un “paquete” de otras habilidades, de las cuales algunas ya hemos visto en puntos anteriores y otras vamos a ver. Por ejemplo, una persona con una elevada inteligencia emocional tiene fortalecidas habilidades como la motivación, la autoestima, un buen auto concepto, resiliencia, asertividad, empatía, capacidad de aceptación, una adecuada gestión del estrés entre otras.
6. Gestión del estrés.
La gestión del estrés al igual que la inteligencia emocional en general, es una habilidad que por fortuna también se está trabajando cada vez más. Las empresas están poniendo su foco de atención en los niveles de estrés o el tipo de éste que tienen sus trabajadores, con el fin de que éstos estén más cómodos en su lugar de trabajo y más felices.
Una persona que gestiona adecuadamente sus niveles de estrés será más feliz y también más productiva.
Pero claro, no solo tenemos que fijarnos en el estrés de los empleados de una empresa, una buena gestión del estrés es indispensable para cualquier persona que quiera mejorar su foco de atención y por lo tanto el resultado de su esfuerzo para lograr cualquier objetivo que se proponga.
Las personas exitosas saben bien cómo manejarse frente a situaciones estresantes. ¡Incluso trabajan el estrés a su favor convirtiéndose en personas más productivas gracias a él!
7. Adaptación al cambio.
Si no te adaptas mueres, quizás no literalmente pero sí en muchos aspectos como por ejemplo el laboral o el empresarial. En estos tiempos que corren por ejemplo, podemos ver que las empresas que se han adaptado a la situación de crisis mundial causada por una pandemia, esas empresas que han podido adaptarse al mundo digital, son las que han sobrevivido y las que aún tienen la posibilidad de continuar hacia un futuro diferente.
Pues bien, esto es aplicable a todos los niveles, también a nivel personal y a nuestros propios objetivos individuales. ¿Qué ocurre cuando nos encontramos con un obstáculo que vemos que no nos impide al 100% continuar, pero nos muestra que debemos cambiar algo en nosotros o nuestras acciones para poder continuar? Hay quien utiliza esta situación como excusa para abandonar porque se convence de que el esfuerzo no le merecerá la pena.
Vamos a ver un ejemplo para entenderlo mejor:
Imaginemos que hemos cambiado nuestros hábitos de vida y de alimentación para perder peso y nos ha ido bien los primeros meses, sin embargo llega un momento en el que por causas laborales y de horarios no podemos continuar practicando deporte a la hora en la que lo hacíamos antes. Horario que nos venía genial, pero ahora tenemos que hacer un cambio brusco porque nuestro jefe nos ha dicho que en lugar de salir a las 5 de la tarde, a partir de ahora tenemos turno partido y saldremos a las 9 de la noche. Tenemos varias opciones, aceptar que no podemos hacer deporte, cosa que no es del todo cierto, o crear el hábito de salir a correr a partir de la hora de salida aunque nos resulte mucho más sacrificado porque claro, será de noche.
Cuando una persona es capaz de adaptarse a los nuevos acontecimientos, sus posibilidades de tener éxito en su propósito es mucho mayor que la persona que dice no poder hacer algo porque su trabajo, horario, pareja, familia o cualquier otra situación no se lo permite. Hay muchas personas que trabajan y para poder obtener ese título formativo que tanto ansían, dedican horas de la noche o comienzan a las 6 de la mañana a estudiar modificando sus hábitos por el bien de ese objetivo.
Una antigua cliente que vino a mi consulta tenía la necesidad de hacer deporte urgentemente porque a causa de su sobre peso, estaba teniendo problemas de salud y el médico ya se lo había hecho saber para evitar problemas mayores que ya estaban dando señales graves. El problema que tenía es que trabajaba en una panadería de turno partido y salía a las 10 de la noche. Uno de sus nuevos hábitos a parte de comer saludable (a tener en cuenta también que trabajaba en un lugar en donde se vendían muchos pasteles y tuvo que sortear los impulsos), era también apuntarse a un gimnasio al que podía ir a las 11 de la noche porque aún estaban abiertos una hora más. Era admirada por compañeros suyos de trabajo al verla salir de su puesto a esa hora de la noche, con su mochila de gimnasio con actitud de la guerrera que sabe que va a ganar la batalla.
El camaleón tiene más probabilidades de sobrevivir al ataque de un depredador porque se adapta al color del lugar en donde se encuentra.
Y tú, ¿Te adaptas o mueres?
8. Resolución de problemas.
No podemos negar que las personas resolutivas son más exitosas, simplemente porque cuando se ven con un obstáculo en mitad de su camino hacia la meta, buscan y rebuscan hasta encontrar la manera de rodear o saltar ese obstáculo y continuar. Las personas no resolutivas simplemente se quedan bloqueadas en ese punto del camino, o sencillamente abandonan.
Las personas resolutivas saben que el que busca, encuentra y lo aplican también a las soluciones.
¿Te consideras resolutiva o resolutivo?
9. Capacidad de enfocarse en los objetivos.
No te interpongas en el camino de una persona que sabe realmente lo que quiere. ¿Sabes por qué? Porque cuando una persona sabe lo que quiere está capacitada para no ver nada más a su alrededor que eso. Una persona con la habilidad de poner todo su foco en su objetivo tiene la capacidad de gestionar mejor su tiempo, tiene la capacidad de enfocarse en las soluciones por encima de los problemas, pondrá toda su energía en aquello que está construyendo y su tenacidad le hará llegar incluso más rápido que el resto de las personas.
Una persona con habilidad de enfocarse en sus objetivos tendrá incluso la capacidad de ver señales a su alrededor que le mostrarán el camino hacia aquello que quiere porque estará obsesionada con lograrlo. Es como cuando una pareja desea tener un bebé y de repente salen a la calle y lo único que ven son parejas con bebés o mujeres embarazadas. Incluso podrían jurar que hay un baby boom de repente, pero no es así, es que su foco está puesto en aquello que quieren. Pues las personas que ponen el foco en sus objetivos sean cuales sean, están capacitadas para encontrar situaciones a su favor a lo largo del día, ideas, personas que les ayudarán, inspiración, etc…
Si deseas trabajarte mejor para enfocarte en tus objetivos, te recomiendo que leas también mi libro “Coaching, caminando hacia el Ikigai” que está a la venta en el siguiente enlace: https://bookboon.com/es/coaching-caminando-hacia-el-ikigai-ebook. Con este manual aprenderás las bases del coaching y la importancia de la organización para alcanzar tus objetivos tanto de pequeños niveles, como objetivos vitales. Contiene herramientas prácticas con las preguntas adecuadas que necesitas hacerte, para ayudarte a trabajar el foco de atención.
¿Tienes todas estas habilidades? Si la respuesta es que no, no te preocupes, tengo una buena noticia. No es necesario que vengas de fábrica con todas estas capacidades, tendrá más facilidad para unas que para otras. Sin embargo, podrás aprender y entrenar aquellas que no tengas o que sientas con más debilidad en ti. Los grandes líderes y las personas exitosas se han entrenado en algunas de estas habilidades para llegar hasta donde ahora están ¿Creías que nacieron con todas ellas? No, a partir de ahora fíjate en esas personas que admiras y verás que se trabajan para ser cada día un poco mejor de lo que ya son hoy. Tendrán habilidades naturales, pero también otras trabajadas.
¿Sabes ya lo que tienes que hacer? ¡Piensa en grande, fortalece tus habilidades y nos vemos en el lado del éxito!
El post de esta semana está dedicado a la presentación de mi segundo libro “Motivación 1: el super poder de auto motivarte” de editorial Bookboonque muchos de vosotros ya tenéis ¡Y que os agradezco! Para este post, vamos a recuperar la frase de esta semana publicada en las redes y que está sacada de él: “La realidad se basa en nuestra mente. Lo que crees y piensas ahora, si no te abres a nuevos horizontes, será lo que creará tu realidad dentro de un minuto”.
Si yo te pregunto, ¿Cómo has vivido tu realidad hasta el día de hoy? Y presta atención a los detalles de la pregunta, me refiero a tu realidad, no “la realidad” porque no hay solo una realidad sino múltiples realidades, cada una de ellas adaptada de forma individual y otras también a nivel social o de comunidad. Así que vamos a enfocarnos en la realidad personal e individual de cada uno de nosotros porque será la verdadera clave para el logro de lo que realmente deseamos. Vamos a hablar de una de las claves más importantes para llegar tal y como ya hablé en mi primer libro, a nuestro propio Ikigai (propósito de vida), la auto motivación.
¿Cuál es tu realidad ahora mismo? ¿Te gusta esa realidad? ¿Estás satisfecho o satisfecha con ella?
¿Eres consciente de si has sido o no responsable del resultado que tiene tu vida a día de hoy? ¿Sabes si tienes límites? Si la respuesta es que sí, ¿Cuáles son esos límites? ¿Estás segura o seguro de esta última respuesta que te has dado?
¿Te gustaría cambiar algo de esta realidad que tienes hoy? Si la respuesta es que sí, ¿Qué cambiarías?
Si te quedara poco tiempo de vida, ¿Te sentirías satisfech@ con lo que has hecho hasta hoy? ¿Qué te habría faltado hacer?
Todas estas preguntas están pensadas para removerte por dentro, para que te detengas un minuto y te pares a pensar en si realmente tienes lo que deseas, o si simplemente te estás dejando llevar por la vida.
El pasado 1 de febrero se publicó mi segundo libro anteriormente mencionado. Este libro es un manual práctico en el que al igual que mi primer libro, hablo de manera muy práctica sobre la motivación y el trabajo personal de auto motivación.
¿Por qué nos resulta más fácil motivar a las personas que nos rodean y que queremos? ¿Por qué nos motivamos más y mejor si son otras personas las que nos incitan o nos hacen ver lo que somos capaces de ver? ¿Por qué es tan complicado observarnos a nosotros mismos, nuestra realidad y a nuestras posibilidades desde nuestra propia perspectiva? Con este libro aprenderemos herramientas prácticas que nos ayudarán a dejar de esperar a que sean otros los que nos digan lo que valemos, lo que podemos hacer o los límites que realmente tenemos, si es que los tenemos. Tengamos en cuenta que parte de la razón por la que no estamos lo suficientemente motivados, es porque nosotros mismos no creemos lo que podemos llegar a hacer. Nuestro diálogo interior no suele ser muy generoso hacia nosotros mismos y acabamos dependiendo de que sean otros los que nos lo hagan ver y creer, con el consiguiente freno de todas aquellas personas que no ven nuestro potencial bien porque simplemente tampoco lo creen, o porque no les conviene verlo. Así que, ¿Podemos depender de que alguien de fuera nos haga ver lo que realmente valemos o el gran talento que tenemos? ¿Si no me valoro yo, quién lo va a hacer? Estas preguntas es lo que me ha llevado a escribir este manual con el que hablo de puntos como:
¿Qué es la motivación?
Diferentes maneras de auto motivarse.
El trabajo de la atención.
Intención y enfoque.
La autoestima.
Nuestra relación con las personas que nos frenan (Personas tóxicas).
Portada del libro “Motivación 1: el super poder de auto motivarte”
Sí, en el último capítulo de esta obra hablo de esas personas que nos frenan, que nos ponen obstáculos y que parecen estar ahí para evitar por todos los medios que alcancemos nuestros propósitos. Aprenderemos a reconocerlas y a trabajar nuestra relación con ellas para poder avanzar hacia el éxito.
También hablo sobre la autoestima y la importancia de esta en la consecución de nuestros objetivos. ¿Sabías que las personas con una elevada autoestima se ponen objetivos más grandes y pensados más a largo plazo? ¿Sabías que además esas personas obtienen mejores resultados? Una autoestima elevada aumenta nuestras capacidades y el propio concepto que tenemos sobre la posibilidad o no, de lograr lo que realmente deseamos, porque al fin y al cabo acabamos obteniendo aquello que pensamos que merecemos, no lo que realmente merecemos. ¿Qué crees tú que mereces? Con este libro podrás descubrirlo.
¿Dónde puedo conseguir el libro “Motivación 1: el super poder de auto motivarte” de editorial Bookboon?
Si te interesa tener un ejemplar de este libro, puedes entrar en el siguiente enlace y hacer la compra
Comienza a leerlo y descubre cómo tus límites estaban desde un principio más lejos de lo que creías al comenzarlo. Así que déjate de excusas y comienza a PENSAR EN GRANDE
Querido lector, ¡Nos vemos al otro lado del miedo!
En la línea de la #FraseDeLaSemana que publiqué este pasado lunes, vamos a seguir con el post correspondiente.
En este caso no he publicado tan sólo una frase, sino algo más que una frase en esta imagen que puedes ver a continuación. Publiqué un punto de mi nuevo libro que acaba de ser publicado y que ya está a la venta desde la semana pasada…
…¡Sí! Tengo el honor de anunciarte que acabo de publicar por fin mi libro “Coaching, caminando hacia el Ikigai” y hoy te voy a hablar aquí de él porque sé que te va a interesar y que estabas buscando algo como esto.
“Coaching, caminando hacia el Ikigai” es un manual práctico que explica lo que es el concepto de Ikigai y el proceso de coaching para alcanzarlo. Con él se puede conocer el coaching desde sus primeras influencias, hasta el día de hoy. Además de enseñar a llevar a cabo una sesión de coaching de principio a fin.
Mi intención con este libro ha sido que se aprendan puntos como:
¿Qué es un Ikigai?
¿Cómo realizar una sesión de coaching?
Motivación
Creencias limitantes
Miedos
¿Te suena interesante? ¿Te interesa el coaching? ¿O simplemente el desarrollo personal? En cualquiera de los casos, este libro es ideal para aplicarlo de forma personal y lograr los objetivos que nos propongamos.
Muchas veces nos pasa que sabemos y sentimos que necesitamos un cambio en nuestras vidas, nuestros hábitos, nuestra forma de proceder, deseamos ver otros resultados, pero no sabemos qué hacer, cómo hacerlo o qué caminos tomar. Es más, demasiadas veces sentimos que no tenemos muchas opciones o directamente no vemos ninguna y todo esto nos hace sentir perdidos. Bien, pues este libro está enfocado en ayudar a los lectores a crear desbloqueos mentales, cambiar creencias y reconocer los miedos personales de cada uno. Sí, esos miedos individuales que cada uno de nosotros guardamos debajo de nuestra propia cama y que no nos deja dormir. De esta manera, estaremos abriendo posibilidades y nuevos caminos que quizás antes no veíamos.
Éste libro es como una brújula, a veces echamos de menos tener una brújula vital que nos confirme dónde estamos exactamente y nos indique dónde se encuentra nuestro NORTE más personal e intransferible, porque nuestro destino no ha de ser el mismo que el de la persona que tengo al lado. Su solución no tiene por qué ser la mía. Yo tengo que encontrar la solución personalizada a mis propios problemas y eso puede resultar complicado cuando no sabemos hacernos las preguntas adecuadas.
¿Qué necesito?
¿Qué me hace falta?
¿Cuál de todos estos caminos es el mío?
¿Voy por el camino adecuado? ¿O me estoy equivocando?
Vamos aún más allá…
¿Cómo puedo encontrar mi camino si simplemente no veo caminos frente a mí? No veo posibilidades, por lo tanto, siento que no existen.
Todas estas preguntas que nos producen desconcierto cuando tenemos conflictos internos, pueden tener respuestas si buscamos en la profundidad de nosotros mismos y esto solo se producirá cuando encontremos las preguntas adecuadas a nosotros.
Cuando nos hacemos las preguntas correctas, encontramos respuestas que antes simplemente eran invisibles.
He querido enfocar este manual a 3 perfiles de lectores diferentes y que se pueden beneficiar enormemente de él. Estos perfiles son:
Personal: cualquier persona que desee saber más sobre el coaching y cómo aplicarlo a su vida. O cualquier persona que esté interesada en el desarrollo personal y la superación.
Líderes: personas que guíen a otras personas o equipos. Pueden ser líderes empresariales como jefes o directivos, pero también pueden ser todo tipo de líderes como maestros, padres, etc.
Estudiantes de coaching: personas que estén formándose como coaches y quieran un libro práctico de apoyo y enriquecimiento a sus estudios.
He disfrutado muchísimo hablando en este manual sobre filosofías como el taoísmo, el zen, el budismo, como también hablo sobre la ley de la atracción, el poder del pensamiento y cómo funciona la visualización en el logro de nuestros objetivos.
He querido facilitar con este libro diversas herramientas que ayudarán al lector a entender su forma de proceder hasta ahora, también he querido mostrar cómo con preguntas poderosas, podemos ponernos en duda a nosotros mismos y nuestra forma de ver la vida y actuar frente a ella. ¿Te has preguntado por qué hasta ahora los resultados no han sido los que esperabas? Quizás sea hora de revisar tus hábitos y cambiarlos, o simplemente darles una vuelta de tuerca. Tal y como ya dijo Einstein en su momento
“Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.
Pues con este libro podrás comenzar a cambiar tus hábitos y por lo tanto, verás cambiados tus resultados.
¿Quizás estabas pensando o buscando un cambio en tu vida últimamente? Entonces, creo que esta es la señal que andabas buscando.
¿Estás preparado/a para encontrar tus propias respuestas?
¿Dónde puedo conseguir el libro “Coaching, caminando hacia el Ikigai” de editorial Bookboon?
Si deseas asistir a la presentación del libro que se celebrará este próximo lunes día 13 de julio a las 19:30 horas en directo por youtube, escríbeme a evamariaarrabal@gmail.com y podré enviarte la invitación.
Estaré encantada de conocer tu opinión cuando ya lo hayas leído.
¡Querido lector, nos vemos al otro lado del miedo!
¡Me alegra inaugurar con este post la nueva sección “Los secretos de las ventas”, dedicada a las habilidades para vender!
En este primer post hablo sobre la persuasión ética y su necesidad para ganar confianza y fidelizar clientes, y en la línea de la frase de la semana que hemos visto el pasado lunes: “Nada tan estúpido como vencer. La verdadera gloria está en convencer” – Victor Hugo, vamos a dar comienzo a esta sección…
Ya sabemos que la persuasión es una manera de comunicarnos socialmente. Este término se refiere concretamente al hecho de convencer a otras personas con el fin de que compartan nuestra visión sobre algo, opinión, filosofía o forma de ver algo, bien con un objetivo personal o económico. Cuando persuadimos a alguien y lo logramos con éxito, podemos incluso cambiar totalmente su opinión desde un punto de vista, a otro totalmente diferente.
Para persuadir necesitamos un mensaje y una serie de estrategias para que ese mensaje cale hondo en la otra u otras personas, haciendo que la otra parte cambie parte de su forma de ver ese algo sobre lo que estamos debatiendo, o lo cambie por completo. El uso de esas estrategias se considera todo un arte y existen personas que lo manejan con gran maestría logrando persuadir incluso a grandes masas.
En el terreno de las ventas podemos encontrarnos con vendedores realmente buenos que convencen para comprar su producto de una manera magistral. Una combinación de simpatía, seguridad en uno mismo, carisma, liderazgo y otras tantas habilidades pueden conseguir lo que en un principio puede parecer casi imposible. La persuasión no es solo una habilidad en sí, sino que abarca muchas habilidades como las que acabamos de nombrar, e incluso otras diferentes habilidades que en conjunto forman la persuasión en sí misma.
¿Qué podemos conseguir con la persuasión?
Con el uso de la persuasión podemos hacer que la parte a la que le estamos dando el mensaje cambie de opinión o visión sobre algo y acabe pensando como nosotros o como a nosotros nos conviene que piense. Con eso podemos lograr circunstancias como seguidores, aliados que nos apoyen o defiendan, clientes, amistades, etc. El objetivo como hemos dicho anteriormente puede ser tanto personal como económico.
PERSUASIÓN SIN MÁS VS PERSUASIÓN ÉTICA
Suena extraño éste título, ya que se supone que cuando hablamos de persuasión ética estamos hablando de persuasión en sí, pero no es del todo tan evidente.
Cuando hablamos de persuasión estamos hablando de todo lo que conlleva el acto de hacer cambiar la visión de otras personas y moverlas a nuestro terreno. Eso significa que la persuasión también abarca aquello que podríamos considerar como “manipulación” o persuasión no ética, además del acto de “convencer” y ya sabemos que el acto de manipular a su vez conlleva el acto de engañar, “maquillar” o tapar cierta información con el objetivo de que la otra persona haga lo que queramos en ciertas circunstancias. Esto lleva a que la persona que ha recibido el mensaje manipulado se sienta engañada o estafada cuando descubre esa información que estaba cambiada, maquillada o simplemente omitida y eso acarreará problemas en el futuro si lo que deseamos es fidelizar, ganar confianza y que nos recomienden. Sobre todo si estamos hablando de las ventas. Si deseamos fidelizar clientes está claro que debemos de eliminar esa parte de la habilidad de persuadir, para tener más garantías de que ese cliente vuelva a comprar nuestros productos. ¿Realmente pensamos que podemos mantener a un cliente que se ha sentido engañado? ¿Qué ha comprado un producto pensando que era otra cosa tal y como le dijimos en el momento de la venta? La respuesta claramente es que no, así pues, la manipulación en estos casos no puede tener cabida jamás. Yo añadiría que en ningún aspecto de nuestras vidas la manipulación tiene cabida, pero si hablamos de ventas será más fácil de entender a largo plazo cuando realmente deseamos aumentar nuestra cartera de clientes fieles.
Pero, ¿En qué se diferencia exactamente la persuasión ética de la manipulación? Básicamente la diferencia radica en que como hemos dicho anteriormente, la manipulación se basa en lamentira o la omisión de parte del mensaje para obtener beneficios personales o económicos, mientras que la persuasión ética se basa en laclaridad de la información con el objetivo de que el cliente potencial pueda evaluar mejor desde sus necesidades y circunstancias personales o económicas. Con esta segunda opción lograremos que si el cliente decide comprar, con más seguridad repita como cliente, además de aumentar las posibilidades de que nos recomiende a otras personas y ganemos más clientes.
A continuación vamos a ver un ejemplo en dos versiones para comprenderlo mejor.
Vamos a imaginar que deseamos comprar una casa y estamos visitando varias posibilidades. El vendedor de una casa en concreto nos va a persuadir para que compremos la suya haciéndonos ver que es la mejor opción. Nos comentará de todos los beneficios y las características positivas que tiene la casa que nos está enseñando con el fin de que nos decantemos por esa y no por otra. Puede apoyarse de otras habilidades y esetrategias como el lenguaje a la hora de comunicarse, la expresión no verbal o incluso los colores que use en su vestimenta. Si vamos más allá, el vendedor podría usar ciertas características nuestras a su favor, como por ejemplo si vamos con niños puede usarlo para decir que la casa se encuentra cerca de colegios o zonas de ocio infantil si es que de verdad los hay. Estamos viendo claramente que este vendedor está persuadiendo y lo está haciendo muy bien. En ningún momento está mintiendo, manipulando u omitiendo información, sino que está aumentando en lo posible la información acorde a nuestras necesidades para que nos decantemos por su oferta y no por otra.
Esto que acabamos de ver es persuasión ética.
Ahora imaginemos la misma situación, pero en este caso la persona que vende la casa decide usar mentiras, manipulación u omitir cierta información como podría ser por ejemplo que desde la casa se percibe excesivo ruido por alguna razón específica y en su lugar dice que es una zona muy tranquila y apacible. También podría añadir información que suena positiva a nuestros oídos cuando no es cierta en un intento desesperado por vender.
Esto que acabamos de ver es persuasión no ética o manipulación.
Viendo estos dos ejemplos, podemos ver las diferencias entre los dos tipos de persuasión además de tener un ejemplo de persuasión con verdadera maestría, sin necesidad de manipular.
Aún así y usando la persuasión ética, siempre podemos usar diferentes estrategias que alimentarán nuestra habilidad y aumentarán las posibilidades de atraer al cliente a nuestro terreno. Es decir, que con un mismo producto y un mismo mensaje pero usado de diferentes maneras, un vendedor podrá vender más que otro si esta habilidad se le da bien y eso ya depende no solo de su simpatía, sino de otras habilidades como puede ser la cercanía, la claridad, la seguridad en uno mismo, el carisma, la especial atención que le dé al cliente, su oratoria y otras tantas cosas que podremos ver en posts futuros.
A continuación vamos a ver una sencilla herramienta que nos ayudará a trabajar la persuasión para ganar la simpatía de la persona que tenemos delante de nosotros.
TIP
Rapport
El rapport es una herramienta con la que de manera sutil, podemos ayudarnos con él para acercarnos a la persona o personas que tenemos delante de nosotros. Consiste en imitar de manera discreta ciertos movimientos o expresiones tanto verbales como no verbales de la otra parte. De esta manera creamos un acercamiento de nuestra parte hacia la otra que hace ganarnos su confianza al estar dándole atención y comportarnos de manera similar a ella.
¿Esto a qué se debe?
Este curioso hecho se debe a que todo el mundo sentimos mayor simpatía y acercamiento hacia las personas que se nos asemejan en cierto modo. Bien porque se expresen, opinen, se muevan o vistan de manera similar a nosotros. Este hecho evidentemente se da en muchas ocasiones de manera inconsciente porque ya seamos similares en ciertos aspectos ¡Y nos sorprende! A mí me ha pasado por ejemplo el hecho de quedar con un cliente por primera vez y de repente vemos que vamos vestidos iguales o de manera similar haciendo de ese momento una anécdota curiosa. También suele pasar que de manera inconsciente por las dos partes, cuando dos personas sienten acercamiento, se simpatizan o se gustan, tienden a imitar ciertos gestos del otro como gesto de aprobación. Pero también puede hacerse de manera consciente para crear ese acercamiento, con el fin de que la otra parte se sienta más cómoda con nosotros.
Este gesto entra dentro de la persuasión ética porque simplemente es un gesto de acercamiento y atención hacia la otra persona, del mismo modo que también usamos un lenguaje positivo, somos simpáticos o sonreímos. Forma parte de la atención que le prestamos al cliente potencial.
Cuando comenzamos una comunicación con un cliente potencial podemos de una manera fácil y rápida comenzar a imitar de manera sutil ciertos movimientos suyos, tono de voz, palabras más comunes o gestos suyos. De esta manera, la otra parte de manera inconsciente se sentirá más cerca y más cómoda con nosotros, sentirá que le estamos prestando atención y además, comenzará a prestar más atención a todo lo que tenemos que decirle porque comienza a sentir confianza hacia nosotros al vernos similares. Entonces desea saber más.
Con este ejercicio estamos generando una comunicación más fluida y con reciprocidad.
Solo nos hacen falta unos minutos de comunicación para comenzar a notar que la otra parte se siente cómoda y confiada, que fluye con nosotros y que se interesa por nuestra información. Ya están aumentando las posibilidades de que se decida por nuestro producto.
Aún así y como estamos usando la persuasión ética, debemos de ser conscientes de que si el producto no termina de convencerle o le faltan ciertas características que esa persona busca y no le podemos ofrecer, igualmente no comprará. Pero sí habremos logrado ganarnos su simpatía quizás para otra oportunidad en un futuro.
Finalmente tengamos en cuenta que la percepción del cliente sobre el trato que se le dé, la cercanía y la experiencia de ese momento influirán en sus futuras decisiones.
En la línea de la frase de esta semana: “El tiempo que pasaste con tu rosa fue lo que la hizo tan importante (Extraído de “El principito” de Antoine Saint-Exupery), vamos a hablar del tiempo que tenemos para dedicarnos a nosotros mismos.
Hacemos importante aquello en lo que ponemos el foco, pero ¿Enfocamos tiempo en nosotros mismos? ¿Eres importante para ti? Imaginemos que tal y como dice esta maravillosa frase, tú eres la rosa que cuidas. ¿Dedicas tiempo para alimentar esa importancia hacia tu rosa? ¿Cuál sería tu respuesta? Si la respuesta a al menos una de estas preguntas es “No” y eso te frustra no te preocupes. En este post vamos a ver cómo darle solución.
“Aunque me encuentro en casa en estos días, siento que sigo sin tener tiempo para dedicarme, para meditar y practicar la introspección ¿Qué hago? Siento que me ahogo porque por más que las circunstancias me obligan a parar, no sé cómo. Vivo en pareja, tengo hijos, teletrabajo y no sé cómo me las apaño pero acaba el día y sigo sin haber podido encontrar un tiempo para mirar hacia adentro”.
Este párrafo es un resumen perfecto de lo que me dice mucha gente en estos días. “No tengo tiempo” y sentimos que ahora más que nunca deberíamos de tenerlo porque pasamos más tiempo en casa. Sin embargo no es así, el hecho de que los niños no tengan clases presenciales, que después de nuestro horario de trabajo tengamos que ponernos con ellos a hacer las tareas, que a veces tengamos que elegir entre que hagan esas tareas o salir a la calle a que les dé el sol porque no nos da la vida y otras cosas más, hace que al finalizar del día nos demos cuenta de que hemos invertido todo el tiempo en otras cosas que no somos nosotros y que por su puesto, son necesarias, haciéndonos quedar en un segundo o incluso en un tercer plano y eso nos está pasando factura.
Entonces, ¿Cómo hacemos para dedicar tiempo a meditar si no tenemos tiempo? En este post vamos a aprender una técnica extremadamente sencilla y eficaz que nos ayudará a aprovechar ciertos momentos de nuestro día a día sin variar los tiempos que dedicamos a lo esencial, para dedicarlos a nosotros, para darnos esa importancia que merecemos porque al fin y al cabo, si dejamos de dedicarnos tiempo estamos dejando de hacernos importante para dejarnos en una esquina, en el olvido y eso a largo plazo, puede traer consecuencias emocionales nefastas.
Aquí y ahora.
El hecho de ser consciente del momento presente es sin duda todo un arte que requiere de cierto aprendizaje y foco. No es difícil pero necesita de entrenamiento por parte de quien no lo ha hecho nunca, al menos de manera consciente.
Poder estar en el momento presente debería de ser tan importante como el comer o el beber, al fin y al cabo el presente es lo único que tenemos de verdad. El pasado, pasado está y el futuro aún no ha llegado, entonces ¿Qué nos queda? La respuesta es el “ahora”, este momento que tenemos. Sin embargo, nadie nos ha enseñado a tener conciencia sobre ello, porque normalmente nadie de las personas que nos rodea o nos ha educado ha sido igualmente enseñado para ello.
Lo ideal es encontrar el equilibro perfecto para poder elegir vivir el presente aún cuando lo que nos rodea nos mantienen en continua sensación de alerta, por un supuesto peligro que nos puede venir mañana o la semana que viene, que nos mantiene en una continua pre-ocupación (ocuparnos de antemano por un futuro que aún no ha llegado).
Sentir y experimentar el ahora es ver la vida tal y como es verdaderamente ahora, no cómo fue ayer no cómo será mañana. Lograr este ideal es permitir un cambio radical en nuestra forma de experimentar la vida, en nuestra forma de saborear y aceptar lo que es sin más sufrimiento del necesario. Todo lo contrario a esto es rebelarnos frente a lo que quizás no podemos controlar porque se nos va de las manos y de nuestro tiempo. De ahí la necesidad de aprender a gestionar los tiempos que ya tenemos, aunque parezcan ya ocupados.
Vamos a ver a continuación un tip que nos ayudará a llevarlo a la práctica…
«I breathe in, I relax, I breathe out, I let go»
TIP:
El ejercicio consiste sencillamente en parar durante tan solo 10 segundo en los momentos que consideremos oportuno, puede ser en casi cualquier momento en el que aparentemente estemos “ocupados” como por ejemplo cuando estemos limpiando u ordenando la casa, cuando estemos preparándonos el desayuno, tomándonos una ducha, en mitad de un atasco si nos encontramos en el coche, etc. Durante esos 10 segundos nuestro objetivo será simplemente parar, cerrar los ojos y respirar lenta y profundamente, enfocándonos sola y exclusivamente en nuestra respiración.
Cuando hablo de enfocarnos en nuestra respiración me refiero a poner nuestra mente y nuestro foco en la sensación física de sentir el aire entrar por nuestra nariz y recorrer el aire por nuestro cuerpo hasta llegar a nuestros pulmones, para sentir después cómo sube y sale por la boca. Puedes ver cómo realizar este sencillo ejercicio en este post anterior. Este ejercicio ha de hacerse a un ritmo lento para que podamos relajarnos y enfocarnos en el momento presente, en el aquí y el ahora.
¿Qué estamos logrando con este sencillo ejercicio?
Estamos logrando meditar ¡Sí, meditar! Con tan solo 10 segundos hemos hecho que nuestra mente pare y se enfoque en el aquí y el ahora, hemos desechado cualquier pensamiento de nuestra cabeza, la hemos vaciado como si de un recipiente lleno de basura se tratara y la hemos limpiado por un momento.
Pero, ¿Sólo 10 segundos de este ejercicio es efectivo para meditar? ¿No es necesario más tiempo?
¡Claro! 10 segundos es definitivamente infinitamente mejor que nada, pero eso no es todo porque nosotros vamos a ir más allá. No sólo vamos a invertir esos 10 segundos al día, vamos a invertir tantos espacios de 10 segundos como podamos en un solo día. Si podemos 3 veces, está genial, si podemos 6 estará mejor. La cuestión es encontrar esos momentos rutinarios en los que podamos parar tan sólo 10 segundos para respirar y vaciar la mente. Si lo hacemos por ejemplo 6 veces en un día, habremos invertido 1 minuto en total cuando nos vayamos a dormir. Parece poco tiempo, pero ya habremos meditado 1 minuto al día y al cabo de un tiempo notaremos que nos encontramos más relajados y mejor emocionalmente. Además, habremos comenzado a entrenar a nuestra mente para tomar el control sobre nuestros propios pensamientos, ese poco tiempo invertido a diario nos servirá para comenzar una primera toma de contacto con ese entrenamiento, experimentaremos lo que se siente al vaciar la mente y tener el control y pasado un tiempo notaremos que seremos capaces de aumentar ese tiempo. En un futuro cercano, esa capacidad para controlar nuestra mente nos dará el poder de elegir lo que entra y lo que no en ella y eso, nos hará crecer y fortalecernos emocionalmente. Habiendo comenzado con este ejercicio a diario, nuestra propia mente nos ayudará a encontrar las formas de seguir haciéndolo y aumentando los tiempos. Cuando sentimos el bienestar, buscamos tener más y lo mejor de todo es que lo encontramos. ¡Así de sencillo!
¿Te animas a poner el foco en ti? ¡Cuéntame aquí abajo!
Ya vimos este pasado lunes la frase de la semana: «La aceptación de lo que ha sucedido, es el primer paso para superar las consecuencias de cualquier desgracia» (William James, filósofo y psicólogo estadounidense). ¿Qué te inspira esta frase con respecto a la situación de alerta que estamos viviendo? ¿Te parece realista aceptar esta situación como modo de encontrar cierta paz hasta que llegue el momento de volver a salir?
Vamos a conocer en este post sobre la importancia de la aceptación como acto positivo para nuestro bienestar emocional.
En estos días hay muchas personas especialmente preocupadas por su estado emocional debido a la cuarentena. Hay gente que siente que les cuesta controlar la alimentación y se sienten mal porque están ganando peso, o porque han perdido apetito y están perdiéndolo. También hay gente que está preocupada porque les cuesta dormir, o tienen pesadillas, o las dos cosas juntas. Hay otras personas que sienten que están irritables y les resulta fácil tener conflictos con sus parejas y/o hijos. Hay quien siente que les falta el aire, se sienten tristes un día y eufóricos al siguiente, o quien se siente triste de manera constante. Hay quien siente que les cuesta encontrar la motivación para estar activos tal y como están otras personas a las que observan desde fuera, desean hacer ejercicio pero su situación emocional se lo impide, o quieren invertir tiempo en estudiar algún curso que deseaban hacer antes, precisamente cuando no tenían tiempo, pero les cuesta tener disciplina de estudio. Todo esto y muchas otras cosas que me están llegando de clientes son muy comunes, teniendo en cuenta que estamos pasando por una situación realmente excepcional de miedos e incertidumbres, que además compartimos con el resto de la sociedad. Pero, ocurre que no queremos sentir todo esto, nos hace sentir mal y no nos gusta. Intentamos hacer todo lo posible para no sentirlo, para cambiar estas emociones y nos sentimos frustrados al ver que no sabemos hacerlo o que lo intentamos, pero solo logramos parches. No es suficiente con frases positivas y palabras edulcoradas. Entonces, ¿La actitud positiva es un fracaso? ¿No nos sirve en estos momentos? No es que la actitud positiva sea un fracaso ni que no sirva, es simplemente que los pensamientos positivos han de ir acompañados con acciones alineadas que sintamos como realistas para nosotros de manera indivisual y además, que en tiempos excepcionales también debemos de permitirnos ciertos lujos, como aceptarnos a nosotros y nuestras emociones, aceptar que necesitamos unos márgenes durante un tiempo y que debemos de ser compasivos con nosotros mismos.
La aceptación también es una actitud y una acción positiva y constructiva.
Todo esto y evidentemente una actitud positiva acompañada de acciones de auto cuidado, nos ayudará a llevarlo mejor dentro de unas circunstancias que no nos permitirá estar bien siempre. Pero no sólo a ti ni a mí, sino a la mayoría de las personas del resto del mundo. Permítete sentirte mal en algunos momentos, recargar fuerzas y volverte a levantar con ganas de ocupar tu tiempo de cuarentena de forma constructiva.
Vamos a ver en este post cómo hacerlo.
Rebelarnos contra lo que sentimos porque no es agradable en este momento solo nos lleva a quedarnos estancados en el lugar emocional en el que estamos y que sin embargo no deseamos. Por otro lado, aceptar la situación no hace que desaparezca de forma garantizada, pero sí es el primer gran paso hacia la solución o al menos, hacia la paz que nos hará fluir. Pero, si no soluciona el problema ¿Para qué quiero aceptar? Buena pregunta. Aceptar no diluye el problema en muchos casos, pero ¿Cómo prefieres vivir esta situación de cuarentena? ¿Rebelándote y sintiéndote mal hasta desembocar en ansiedad y malestar generalizado? ¿O prefieres vivirla con la suficiente calma como para saber que todo pasará? Tengamos en cuenta que vivir rebelándonos contra algo que no deseamos y no podemos cambiar por ahora, solo nos hará sentir como si el reloj se parara y eso es algo que todo el mundo hemos sentido en algún momento de nuestra vida. Sabemos lo desagradable que es, así que podemos comprenderlo. Ese momento en el que el sentimiento de que el tiempo no corre nos ha generado tal angustia, que hemos incluso sufrido más que si simplemente hubiésemos aceptado que debemos esperar.
El acto de aceptar nos puede hacer sentir que nos liberamos de cierta carga de la que llevamos en la mochila de nuestra espalda. Nos liberará de cierto peso y nos ayudará a recargar para poder continuar.
Pero, ¿Cómo se acepta? ¿Cómo podemos aceptar que nos encontramos en una situación que ya de por sí nos genera angustia y malestar emocional? ¿Y además sabemos que aún debemos de esperar más?
Exigirnos estar al 100% en tiempos como éste, es como exigirle a una mujer que acaba de tener un bebé que ha de estar al 100% aún estando agotada y dolorida. Ella hará lo que pueda en el tiempo que pueda enfocada en su bebé más que en ella misma, pero además, necesitará ayuda extra. Pues nosotros ahora mismo haremos lo que podamos en el tiempo que podamos y además, necesitaremos recargarnos y fortalecernos emocionalmente de los miedos e incertidumbres que nos causa esta situación.
Veamos a continuación un tip práctico…
TIP:
¿Cómo me siento en este preciso momento?
Este ejercicio es una meditación muy sencilla que podemos realizar en cualquier momento. Consiste en localizar y observar el sentimiento que traducimos como negativo en cada momento, imaginar que lo hacemos físico y medible, para a partir de ahí interactuar con él y crear la aceptación.
Vamos a realizar los siguientes pasos:
Buscamos un lugar tranquilo y silencioso en el que podamos estar cómodos/as.
Vamos a relajarnos, evitando tumbarnos para evitar quedarnos dormidos. Hacemos 3 respiraciones lentas y profundas mientras vamos observando que cada músculo de nuestro cuerpo se relaja con nosotros/as.
Ahora, vamos a enfocarnos en lo que estamos sintiendo justo en este momento. Podemos ayudarnos haciéndonos preguntas como: “¿Qué siento ahora mismo?” “¿En qué parte de mi cuerpo lo estoy sintiendo?” “¿Quizás en el pecho?” “¿En la barriga?” “¿En la cabeza?” “Si pudiera evaluarlo entre el 1 y el 10, ¿Con qué intensidad lo estoy sintiendo?”
Cuando ya hemos localizado ese sentimiento y el lugar en el que lo sentimos, vamos a observarlo con detenimiento, tal y como si saliéramos de nosotros mismos y miráramos desde fuera. Vamos a observar igualmente el lugar y la intensidad con la que sentimos esa sensación e imaginamos cómo sería si fuese de algún material. Podemos imaginar por ejemplo que es de piedra, de papel, de plástico, de hierro, de cartón, etc. Lo primero que me ocurra o aquello con lo que pueda identificarlo mejor. En este momento vamos a ser todo lo creativos que podamos y queramos para sentir que ese sentimiento es algo físico que podemos medir.
Cuando ya tenemos una textura o material concreto para ese sentimiento, imaginamos que tiene un color, una forma y un tamaño. Podemos imaginar también si ese sentimiento ahora visto como un objeto, pesa o no y cuánto pesa.
Cuando ya podamos observar el sentimiento como su fuese un objeto, vamos a imaginar que lo sacamos despacio de nuestro cuerpo. Con este acto imaginario estamos haciendo que nos resulte más sencillo tomar el control y poder tomar acción sobre ello.
Cuando imaginamos que lo sacamos de nuestro cuerpo, vamos a imaginar que lo colocamos frente a nuestra vista, cara a cara con nosotros, cerca incluso de nosotros para que lo podamos tocar si así lo deseamos.
Observándolo delante de nosotros, vamos a imaginar que una pequeña luz de color azul nace desde dentro de ese objeto creciendo poco a poco haciéndose más grande incluso que ese sentimiento.
Cuando veamos que ese sentimiento con esa textura, forma, color y peso está totalmente envuelta en esa luz azul, podemos tocarlo si queremos o imaginar que lo abrazamos si así lo sentimos mientras encontramos una emoción de conciliación, de aceptación, de entender el por qué ese sentimiento está ahí.
La clave de este ejercicio es comprender que ese sentimiento está ahí para algo y que ese algo puede ser algo constructivo. No sentimos miedo por o para nada, no sentimos incertidumbre por o para nada. Todo tiene un para qué y todo lo que sentimos es por o para algo. Normalmente en situaciones como esta que estamos pasando ahora, ese sentimiento tiene una misión de autoprotección o de generar un estado de alerta para cuidarnos. Por lo tanto si no podemos eliminarlo, podemos conciliarnos con él. De este modo estaremos comenzando a aceptar y a crear un vínculo constructivo. Es como si decidiéramos tomar ese sentimiento de la mano y caminar juntos, porque ya comprendemos que está ahí para hacernos un bien. En ese momento comenzamos a sentirnos mejor con ese sentimiento, podremos sentir más calma, comprensión y autocompasión. Porque en momentos como este la autocompasión puede ayudarnos precisamente a avanzar y llevar mejor la espera.
Comprender que no eres mejor ni peor que nadie por estar sintiendo eso, te da la calma necesaria para recargar y continuar.
Al principio puede resultar complicado sentir los últimos pasos del ejercicio. Es normal, no pasa absolutamente nada. Con una práctica habitual podremos conseguir crear y alimentar un sentimiento cada vez más positivo de aceptación, que nos ayudará a reducir el sentimiento que estamos traduciendo como negativo y así poder avanzar en nuestro propio crecimiento personal.
Sin aceptación no es posible avanzar.
Con todo esto llegamos a una necesaria conclusión que deseo que sepas:
¿Qué es lo normal?
Si ganas peso en estos días no te preocupes en exceso, es normal.
Si pierdes peso en estos días, también es normal.
Si te cuesta trabajo dormir, es normal.
Si tienes pesadillas, es normal.
Si te sientes triste durante más tiempo de lo común, también es normal.
Si después de un día triste te levantas eufórico/a y con proyectos en mente para ocupar tu tiempo, también es normal.
Si sientes ganas de llorar, es normal. ¡Permítetelo y desahógate!
Querer informarte a diario sobre cómo evoluciona el estado de alerta y qué medidas nuevas hay que tomar.
Llévate la idea de que todas estas emociones o cambios que estás notando en ti son comunes, acéptalos como parte de ti de forma pasajera. Porque esto también pasará.
¿Qué NO es lo normal?
Dejarte llevar por completo por estos sentimientos, haciendo que se queden estancados y no pases de ahí.
No hacer absolutamente nada por y para ti al respecto.
No llorar aunque sientas que tienes un nudo en la garganta, por no preocupar a nadie o por no venirte más abajo. Llorar cuando sientas que lo necesitas precisamente te liberará.
Esconder tus sentimientos a la o las personas con las que convives.
Esconder tus sentimientos para ti mismo/a con frases positivas que en este momento no te resultan realistas. Si no es realista para ti ahora mismo, no las uses. Simplemente encárgate de tus sentimientos en este momento y luego cuando hayas recargado, usa las frases positivas y motivadoras que verdaderamente te resuenen.
Saturarte con exceso de información sobre la situación actual, que ya supera lo que realmente necesitas para tomar las medidas necesarias para cuidarte al respecto. Está bien mantenerte informado/a sobre ello, lo que necesites para saber qué pasos dar en el nuevo día en el que te levantas, pero evita recibir información que ya no te aportará nada nuevo y que solo te aportará más angustia y miedos.
Quédate también con la idea de que mientras estés haciendo todo lo que puedas por y para ti para tu propio auto cuidado, es bueno permitirte algunos márgenes de vez en cuando.
¿Cómo puedo auto cuidarme para sentirme mejor?
En los posts que podrás ver que estoy colgando en estas semanas aquí puedes ver diferentes técnicas y herramientas como la práctica de la introspección, la meditación, la aceptación y otros, que te ayudarán a enfocarte en ti y en tu bienestar para evitar que estos sentimientos que te preocupan ahora, vayan a más y tomen el control de tu vida.
…y créeme, todas esas personas que ves en las redes que aparentemente se encuentran siempre bien y de buen humor, también tienen en estos días sus momentos bajos, pero no van a colgarlo en las redes.
Sigamos con la temática de esta semana, con otro tip para llevar la cuarentena. Recordemos la frase de la semana publicada el pasado lunes en donde comenzamos a hablar de ello: «Practiquen la meditación. Es algo fundamental. Una vez que se la disfruta, ya no se la puede abandonar y los beneficios son inmediatos». (Dalai Lama).
La práctica de la meditación forma parte también del ejercicio de introspección del que estoy hablando en estos días. La introspección tiene muchas maneras y muchos caminos. La meditación es una de ellas y además, uno de los caminos más conocidos, aunque no el único puesto que el mundo introspectivo es tan enorme, que podría compararse al universo de la vida basada en lo externo o incluso más, porque la profundización del mundo interno puede incluso aumentar el mundo externo a su vez.
Como ya he hablado en posts anteriores, cuando tomamos como hábito la vida introspectiva se nos hace más llevadera la circunstancia de sentirnos privados de libertad o la sensación de alerta y miedo permanente. El mirar hacia adentro y buscar en nuestro interior, nos hace aumentar nuestra zona de confort y nos ayuda a descubrir posibilidades que no se ven cuando nos limitamos a enfocarnos solo en lo externo.
Un hábito que podemos utilizar para observarnos internamente de una manera más profunda es el de la meditación. Éste es para mí y para muchísimas personas que lo realizamos, una actividad tan necesaria para el bienestar como el de hacer ejercicio físico o el de comer saludable. No es un ejercicio que necesitemos hacer para la supervivencia de manera literal como el acto de beber agua o el de alimentarnos, pero sí es un ejercicio que mejora de una manera notable nuestra calidad de vida tanto física como mental y que nos ayuda especialmente en momentos difíciles como este que estamos pasando actualmente. Sin embargo, aún hay muchísimo desconocimientos sobre todo lo que podemos lograr con un buen hábito de meditación diaria. Mientras hay muchas personas que piensan que el meditar les puede servir solamente para estar más relajados, hay otras muchas personas que logran muchos avances y mejoras en situaciones que tienen de manera personal, haciendo incluso que con el tiempo las personas que les rodean vean esas diferencias en ellos. Meditar de manera habitual en tu día a día puede hacer cambios de 180 grados en ti, en tu forma de entender la vida y en tus circunstancias, porque como ya dice la famosa frase de Marcel Proust “Aunque nada cambie, si yo cambio todo cambia”.
Así que vamos a conocer a continuación cuáles son algunos de los beneficios más conocidos y demostrados de la meditación, para saber hasta dónde podemos llegar con ella.
La meditación como hábito diario…
Entrena la mente para estar en el momento presente.
Reduce y elimina la ansiedad y relaja la tensión muscular aportando calma.
Permite controlar los estados de pánico hasta eliminarlos.
Permite tomar el control sobre nuestros propios pensamientos.
Ayuda a reconocer las emociones y gestionarlas.
Se crea más volumen de materia gris en el cerebro, lo que aumenta las capacidades mentales.
Reduce las molestias y dolencias ocasionadas por el estrés y la ansiedad.
Ayuda a entrenar a la mente para la paciencia.
Ayuda a dormir mejor.
Ayuda a reducir la presión sanguínea.
Nos permite tener consciencia sobre nosotros mismos.
Nos permite también tener consciencia sobre lo que nos ocurre o experimentamos y agudiza la percepción sensorial, por lo que nos ayuda a sentir con mayor intensidad aquello que nos hace felices y aprovechar esos momentos sin pensar tanto en el pasado, ni en el futuro. Simplemente nos ayuda a vivir el momento.
Mejora la capacidad de memoria y la concentración.
Mejora el estado de ánimo.
Fortalece el sistema inmunológico, mejorando la salud en general y ayudando a evitar otras dolencias o enfermedades.
Se activa o aumenta la actividad de algunas zonas del cerebro asociadas con sentimientos y habilidades sociales tan necesarias como la empatía o la compasión.
Aumenta la creatividad.
Reduce los riesgos de padecer enfermedades del corazón.
Te ayuda a ser más feliz.
Mejora las relaciones.
Mejora el funcionamiento digestivo.
Y además, crea adicción a seguir meditando…
¿Qué sientes cuando lo lees? ¿A que son muchísimas ventajas? Pues imagínate todo lo que te puede aportar en momentos como los que estamos viviendo actualmente, en los que podemos sentirnos enormemente abrumados por una situación de alerta social tan grande. Meditar en tiempos como el actual, puede ayudar a crear un cambio interno radical hasta sentir que somos otras personas diferentes cuando todo esto pase.
Vamos a conocer a continuación un método de meditación de los más sencillos basado en el Mindfulness, para que podamos llevarlo a la práctica y continuar con el hábito de la introspección con conciencia del que estamos hablando en estas semanas.
TIP:
Esta meditación que vamos a ver es muy, muy sencilla, puede durar todo el tiempo que deseemos o necesitemos y puede necesitar pocos minutos al día. Pero antes de comenzar tengamos en cuenta que si meditamos tan sólo 5 minutos al día ya es saludable, si meditamos 10 minutos al día nos sentiremos aún mejor, pero si meditamos 15 o 20 minutos al día notaremos un cambio aún más grande. Ya somos nosotros los que elegimos qué cambio y mejoría nos queremos permitir y cómo deseamos vernos y sentirnos cuando todo esto pase.
Existen diversas formas de meditar y diversos estilos. El fin de todas esas formas es el mismo, vaciar y despejar la mente durante un momento del día para poder recuperar el poder de nuestros pensamientos y poder así elegir como deseamos sentirnos. Tengamos en cuenta que cómo nos sentimos, tiene siempre el origen en un pensamiento o una idea previa. Así que tomando el control sobre lo que pensamos, tomamos el control sobre cómo nos sentimos.
Si nunca hemos meditado anteriormente, o no lo hemos probado pero no hemos tenido el hábito, podemos comenzar con una meditación muy fácil, proveniente del “Mindfulness”, denominada también como atención plena o conciencia plena. El Mindfulness proviene de la filosofía budista. Este tip consiste en la realización de relajaciones en las que vamos a concentrarnos exclusivamente en nuestra propia respiración, en cómo entra y sale el aire por nuestra nariz hacia nuestros pulmones.
¿Estáis prepardos? Vamos a comenzar con el ejercicio llevando a cabo los siguientes pasos:
Siéntate en un lugar cómodo.
Si lo deseas, acompáñate de una música relajante o bien puedes estar simplemente en silencio.
Cierra los ojos.
Ve relajándote poco a poco desde la primera respiración y durante todo el ejercicio, hasta que te encuentres completamente relajado/a. Observando cada parte de tu cuerpo para tener la seguridad de que no hay tensión en ninguna parte.
Respira lenta y profundamente, llenando completamente tus pulmones para luego soltar todo el aire también lentamente.
Coge aire por la nariz y suéltalo por la boca suavemente.
La clave indispensable de este ejercicio consiste en poner a partir de este momento, todo tu enfoque mental en la respiración. A partir de aquí simplemente siente y observa mentalmente como entra el aire por tu nariz, siente como recorre tu pecho hasta los pulmones y siente con todo tu enfoque mental como vuelve hacia afuera…
El ejercicio podrá durar el tiempo que consideres indispensable. Recréate y vive este momento con intensidad. Es un ejercicio que puedes realizar durante unos breves minutos varias veces al día, o bien durante 15 – 20 minutos 1 o 2 veces al día. A elección propia. Lo que hace este ejercicio práctico es precisamente la sencillez y la comodidad al poder nosotros mismos elegir el tiempo que le dedicamos.
Existen otras muchas técnicas y métodos de meditación que también pueden ayudarnos. En futuros posts podríamos ver otras técnicas para que se pueda elegir la que más se adapte a nuestras necesidades o circunstancias. Todas son igualmente válidas para mejorar nuestra calidad de vida mental y emocional y hacernos sentir bien en tiempos de cuarentena.
Siguiendo como siempre en la línea de la frase de la semana publicada este pasado lunes: «Si no puedes ir hacia afuera, ve hacia adentro», vamos a hablar en este post sobre introspección. Será un concepto que tocaré con asiduidad en estos días de cuarentena, ya que es un trabajo que ayudará a las personas que sienten que les costará estar en casa de manera indefinidad y limitada físicamente.
Vamos allá…
Te pregunto, ¿Cómo estás llevando estos días en casa? ¿Bien? ¿Mal? ¿Regular? Y en el caso de llevarlo mal o regular ¿Crees que es normal? ¿O te sientes mal por sentirte así? Muchas personas lo están pasando mal y de todas ellas, muchas también a su vez se sienten mal por sentirse mal porque evidentemente no quieren sentirse así. Como un círculo vicioso que retroalimenta la situación contra la que se están rebelando.
El conflicto que sienten tener muchas de esas personas es que sienten que no podrán soportar durante mucho tiempo esta situación de limitación en casa. No es lo habitual, no es lo más bonito. Lo normal hasta ahora había sido salir a la calle para trabajar y para pasar el tiempo de ocio, además de para socializar con otras personas. No es nuestra zona de confort estar en casa y salir solo cada ciertos momentos solo para buscar comida y medicinas y volver inmediatamente. Esta situación se agrava más aún estando en situación de alerta por peligro de enfermedad. Y es que aunque quizás no seamos muchas veces conscientes, en ciertas situaciones no tenemos control sobre nuestra mente, no tenemos control sobre lo que pensamos y por lo tanto, no tenemos control sobre lo que sentimos. Toda esta circunstancia en estos días precisamente nos puede llevar a una situación de descontrol y caos interior que nos hace sentir que no podemos estar solos o con nuestra familia entre 4 paredes mucho más tiempo. Sentimos que necesitamos salir, interactuar con otras personas, romper la rutina de manera desesperada y en algunos casos se llega a sentimientos de ira e impotencia. Es como cuando se suele decir que hay personas que no pueden estar consigo mismas durante mucho tiempo, porque llega un momento en el que tienen la necesidad que desapegarse de sí mismos y estar con otras personas.
Existe un miedo muy común que ahora está saliendo a la luz en muchas casas, que consiste en temer adentrarse en lo más profundo de uno mismo. Más de una persona me ha llegado a decir que teme pasar tiempo sola porque teme escuchar sus pensamientos, por eso prefiere poner siempre la tele o música de fondo, para así silenciarse un poco. A veces podemos sentir que adentrarnos en nuestros propios pensamientos es como adentrarnos en lo más profundo de un bosque que desde fuera se ve muy oscuro y peligroso y del que desconocemos lo que nos deparará … y estos días están haciendo sentir eso mismo a bastantes personas.
¿Es normal sentirse así? Vamos a verlo…
Tengamos en cuenta que es normal, natural y además bueno estar con otras personas, no solamente con nosotros mismos, es bueno socializar e interactuar y de expandir nuestro espacio físico. No vamos a desprestigiar esa necesidad biológica del ser humano salvo ciertas excepciones. Sin embargo, debemos tener en cuenta también que la vida hasta hoy nos ha hecho a muchas personas desapegarnos en exceso de nosotros mismos, hasta sentir en ciertas circunstancias que necesitamos de manera inevitable estar siempre mirando hacia el exterior, buscando fuera, en objetos materiales, en vivencias externas, en otras personas, etc. Quizás esta situación actual que estamos viviendo nos está haciendo despertar de algún modo y nos está haciendo ver que quizás nos hemos olvidado de nosotros mismos y de nuestra propia fuente. Quizás nos hemos olvidado de interiorizar y eso en situaciones como estas nos aterra. Repito, no a todo el mundo, pero sí hay mucha gente que se está descubriendo en este sentido.
La clave estaría en encontrar un equilibrio justo en el punto medio entre la introversión y la extroversión. Pero, ¿Se puede encontrar y trabajar ese equilibrio? ¡Claro! Es posible como hasta hoy he trabajado especializándome con personas introvertidas, a encontrar el equilibrio trabajándose precisamente desde su posición en el punto opuesto, para acercarse un poquito al otro lado. Existe un punto mágico en el que nos podemos encontrar.
Para empezar debemos de ser conscientes de que las dos caras tienen su parte positiva y las dos caras tienen cosas que aportar. Sin embargo, posicionarnos solamente en uno de los dos extremos nos limitaría a la hora de adaptarnos para la supervivencia, como podemos ver en estos momentos. Una persona extrovertida que haya llegado a desapegarse de sí misma, ahora podría tener dificultades para soportar una situación de cuarentena. Mientras una persona introvertida podría tener dificultades en una situación de socialización impuesta.
Entonces, si yo soy una persona que hasta ahora ha enfocado su vida en una vida más externa, ¿Cómo puedo encontrar ese equilibrio?
Bien, pues existen muchas herramientas que nos pueden ayudar a manejar situaciones poco comunes como la que estamos viviendo en la actualidad. Existen actividades que nos ayudan a entrenar nuestra mente, con el fin de interiorizar y encontrarnos con nosotros mismos. Pasar más tiempo dentro de nosotros. Es momento de reencontrarnos con nosotros mismos, es momento de auto descubrirnos, de reconocernos, expandiéndonos hacia el interior, aunque precisamente parezca que nos estamos limitando. Estos ejercicios llevados a la práctica de manera habitual, puede ayudarnos a entrenar nuestra mente con el fin de encontrar un estado quizás desconocido o abandonado, un estado de introspección que nos puede ayudar a sobrellevar tanto los momentos de soledad, como la sensación de limitación física o de falta de estar con otras personas. Ese entrenamiento nos puede llevar a una situación que aunque parezca todo lo contrario, nos llevará a un estado de expansión mental que hará aumentar aún si cabe nuestra zona de confort. Parece contradictorio ¿Verdad? Pero la expansión de nuestra zona de confort no se limita a expandir nuestro espacio exterior o nuestras posibilidades externas. Salir de zona de confort no es solamente tener más a nivel físico, social o espacial, salir de esa zona también puede ser hacer un acto de introspección para expandir nuestro espacio mental y espiritual. Si estamos dispuestos a enfrentarnos a este enorme reto de auto conocernos, podremos experimentar unos resultados grandiosos cuando toda esta extraña situación acabe. Podremos conocer partes de nosotros que desconocíamos y que nos llevará a otros niveles cuando recuperemos nuestra vida. ¿Quieres comenzar a dar ya el primer paso?
¡Pues pongámonos manos a la obra!
Primeramente vamos a ver cuál es el concepto de introspección.
El acto de introspección consiste en el trabajo de auto examinarnos a nivel mental y espiritual. Es hacer un viaje hacia adentro de nosotros mismos. Este ejercicio de interiorización nos permite conocernos mejor. Muchas personas creen conocerse, hasta que descubren y se sorprenden al hacer introspección que desconocían muchas facetas de sí mismas.
El acto de introspección nos facilita poder conocer, aceptar y así gestionar nuestros pensamientos y por lo tanto, nuestras emociones. Lo que a largo plazo favorece al crecimiento personal y fortalece la inteligencia emocional.
El acto de introspección nos facilita también el poder disfrutar de una vida más relajada y plena. Necesario en estos momentos que estamos pasando.
La práctica de la introspección se basa en la atención plena en nosotros mismos, en nuestro interior, en nuestros pensamientos y en escucharnos. Por ejemplo, si en una circunstancia en la que ciertas emociones porque ya sea dolorosa o alegre, antes de reaccionar de manera impulsiva podemos comenzar parando un instante y haciéndonos preguntas como:
¿Qué estoy sintiendo?
Esto que estoy sintiendo, ¿Me hace sentir bien o mal?
Si pudiera evaluarlo entre el 0 y el 10, siendo 0 nada y 10 con totalidad, ¿Qué puntuación le daría a este sentimiento? (Tanto si es positivo, como si es negativo).
Para llegar a este sentimiento, ¿Qué pensamiento he tenido antes que lo ha desatado?
¿En qué consiste exactamente ese pensamiento? Es decir, ¿Qué he pensado o estoy pensando todavía que me hace sentir de este modo?
Con este sencillo ejercicio podemos comenzar a profundizar en nuestras emociones, alineándolas con los pensamientos. En el momento en el que nos posicionamos como observadores, estamos comenzando a tomar el control de ello. Cuando comenzamos a tener el control, tenemos el poder.
Este pequeño ejercicio práctico que acabamos de ver ya es un acto de introspección en sí que podemos llevar a cabo siempre que lo deseemos. Pero vamos a ver a continuación un tipalgo más complejo y profundo, con el que podemos comenzar a practicar la introspección de manera diaria hasta convertirlo en un hábito.
TIP:
Podemos ponernos frente a un espejo y observándonos, podemos hacernos preguntas como las siguientes:
¿Cómo definiría a la persona que veo frente a mí?
¿Conozco realmente a la persona que observo? ¿Me conozco a mí mism@?
¿Cuáles son las virtudes que definen a esa persona?
¿Cuáles son sus defectos? ¿Cómo podría mejorar esa persona con respecto a sus defectos?
¿Es una persona que ha sufrido en su vida? ¿Creo que esa persona ha sido resiliente con respecto a ese dolor? ¿Creo que es fuerte?
¿Admiro a esa persona? ¿Por qué la admiro?
¿Creo que es buena persona? ¿Es una persona en la que yo podría confiar? ¿Es empática? ¿Se preocupa por otras personas?
¿Creo que esa persona mantiene aún ilusiones de su infancia? Si la respuesta es No, ¿Podría recuperar alguna de esas ilusiones? ¿Cómo?
¿Podría yo cambiar algunas cosas de esa persona para mejor?
Sería ideal si después de respondernos a estas preguntas, procediéramos a escribir una conclusión en una hoja de papel de manera que nos sirva para leerla de vez en cuando y recapacitar sobre ello. El hecho de recapacitar sobre ello ya puede ser un ejercicio que podría requerir un rato al día, por lo que ya tendríamos cierta ocupación introspectiva y constructiva en estos días. A largo plazo notaremos cierta evolución en el propio auto control y resultará mágico.
Esta es una buena forma de empezar a crear un hábito de introspección, de aceptación de nosotros mismos y reconciliación. Este acto nos ayudará a llevarnos mejor con nosotros mismos en estos días, en lo que tenemos que pasar un tiempo indefinido sin interactuar con lo exterior.
Si nos paramos un momento a buscar dentro de nosotros podremos encontrar un gran tesoro y ese tesoro puede hacernos sentir más grandes. Cuando pase todo esto, sentiremos que hemos hecho un gran descubrimiento y por supuesto, aumentado nuestra zona de confort y además, tomar este hábito de introspección llegará a parecernos precioso, anulando el temor a adentrarnos en nuestro propio bosque.
En la línea de la frase de la semana que vemos a continuación y que fue publicada el pasado lunes, vamos a hablar sobre cómo llevar la cuarentena lo mejor posible siendo conscientes de nuestros propios pensamientos. Esos pensamientos que quizás nos están haciendo sentir angustia y que necesitamos gestionar adecuadamente para mantener la calma.
Tiempos delicados nos ha tocado vivir, no se puede negar. Estamos viviendo una extraña época en donde a nivel global estamos experimentando el miedo. Miedo a algo desconocido hasta ahora y que nos amenaza, miedo a la incertidumbre. Es un miedo normal ya que somos humanos y sentimos que debemos de estar alerta, para poder tomar las decisiones correctas que nos permitan estar sanos y salvos. Este miedo es normal y es totalmente necesario. ¿Qué sería de nosotros sin el miedo? Pues que iríamos por la vida sin tomar precauciones, sin tener los cuidados necesarios para estar bien. Si se pudiera eliminar el miedo correríamos todos los peligros con los que nos encontráramos por el camino sin preocuparnos y ya sabemos cómo acabaríamos antes de llegar a la vejez.
Sin embargo y aunque el miedo es natural y necesario, debemos de tener en cuenta que el exceso o la mala gestión de éste puede llevarnos a un estado totalmente opuesto de sobreprotección y de ansiedad que no nos permitiría vivir adecuadamente. El miedo es indispensable, pero es un error permitir que éste tome el control de nuestros pensamientos y nuestras vidas.
Muchas personas me comentan que están experimentando en estos días un miedo en exceso que les lleva a experimentar estados de angustia e incluso pánico. Este estado aunque muy común, nos lleva a un estado de bloqueo que no nos permite pensar adecuadamente y por lo tanto, no nos permite tomar las decisiones adecuadas en ciertos momentos. Todos hemos pasado alguna vez por una sensación así.
Pero, ¿Cómo podemos encontrar un equilibrio que nos permita vivir relativamente tranquilos al mismo tiempo que gestionamos el estado mental de alerta que nos permita pensar y nos ponga a salvo? Todo esto sin llegar a la ansiedad de pensar qué será de nosotros en el futuro, si seremos contagiados o no, si pasará todo esto pronto y si volveremos a la normalidad.
¿Cómo podemos evitar dejarnos llevar en exceso por esa incertidumbre que ahora todos sentimos?
¡Vamos a conocer la clave!
La clave está en situarnos mentalmente en el momento presente. Se dice que la depresión está causada por pensar en exceso en un pasado que no volverá; y que la ansiedad está causada por pensar en exceso en un futuro que aún no ha llegado. Sin embargo, el presente es lo único que verdaderamente tenemos ahora y lo único sobre lo que verdaderamente tenemos control. ¿Podemos controlar el pasado? La respuesta es que no. ¿Y podemos anteponernos al futuro y controlarlo desde ya? La respuesta también es no. Efectivamente sí podemos influir en el futuro trabajando en el presente, pero siempre trabajando en el presente, en el aquí y el ahora puesto que es lo único que tenemos en nuestras manos.
Solamente estando realmente en el momento presente, podremos tener el control sobre nosotros, nuestros pensamientos, nuestro estado de ánimo y nuestras decisiones.
Así que vamos a ver a continuación una herramienta muy fácil de llevar a cabo en cualquier momento del día, incluso si por ejemplo nos encontramos preparándonos el desayuno o poniendo orden en la casa, para entrenar a nuestra mente en la observación del momento presente. Esta herramienta nos ayudará a gestionar y aliviarnos en los momentos en los que sintamos pánico de repente, esos momentos en los que sin quererlo nos dejamos llevar por pensamientos de miedo e incertidumbre.
Por ejemplo:
Imaginemos que nos encontramos recogiendo la ropa lavada y de repente, notamos que nuestros pensamientos sobre la situación y sobre lo que será de nosotros y los nuestros, nos hacen sentir ahogo y pánico. Entonces es cuando podemos hacer este ejercicio:
TIP PARA ESTAR PRESENTE
Esta herramienta consiste en tomar conciencia sobre qué es lo que tenemos a nuestro alrededor y lo que estamos haciendo nosotros en este momento absolutamente presente. Tengamos en cuenta que no es posible tener dos pensamientos al mismo tiempo y que cada pensamiento genera un sentimiento, así llegamos a la conclusión de que no es posible tener dos sentimientos al mismo tiempo. Finalmente si tomamos el control en un momento dado, podemos decidir qué estamos pensando y por lo tanto, qué estamos sintiendo. Con este ejercicio vamos a comenzar a controlar el pensamiento en un momento concreto.
Este ejercicio se puede resumir en los siguientes pasos a seguir:
5 cosas que veo oigo y siento.
4 cosas que veo, oigo y siento.
3 cosas que veo oigo y siento.
2 cosas que veo oigo y siento.
1 cosas que veo oigo y siento.
¡Vamos a comenzar a fijarnos qué hay a nuestro alrededor en este momento concreto siguiendo los siguientes pasos!
5 cosas que veo
Por ejemplo:
Un cuadro, la mesa, una silla, la tv, un enchufe y un vaso de agua.
5 cosas que oigo
Por ejemplo:
Un niño en la casa de al lado, el sonido de la tv, la voz de la persona que está conmigo, mi sonido al respirar y los pájaros.
5 cosas que siento
Por ejemplo:
El suelo bajo mis pies, el sofá en mis muslos, mis piernas bajo la palma de mis manos o las teclas del ordenador en mis dedos si estoy trabajando, mi lengua en el cielo de la boca y la cintura de mis pantalones en mi cuerpo.
4 cosas que veo
Volvemos a hacer el mismo ejercicio pero esta vez con 4 cosas que veo, oigo y siento. Si nos sentimos limitados en este momento porque nos encontramos en un lugar en el que no hay muchas cosas, es válido repetir lo mismo de antes. La clave está en ser conscientes de que estamos solamente aquí y ahora, no estamos en el pasado ni en el futuro, estamos en el momento y en el lugar presente. Ahora mismo no hay otra preocupación que yo mism@ y todo lo que me rodea en este instante
4 cosas que oigo
4 cosas que siento
3 cosas que veo
3 cosas que oigo
3 cosas que siento
2 cosas que veo
2 cosas que oigo
2 cosas que siento
1 cosas que veo
1 cosas que oigo
1 cosas que siento
Haciendo este ejercicio lo que haremos es entrenar a nuestro cerebro a enfocarnos exclusivamente en lo que tenemos en nuestro entorno del presente.
¿Qué vamos a notar con el tiempo si convertimos este ejercicio como hábito?
Vamos a verlo a continuación:
A corto plazo comenzaremos a notar que nos relajamos, ya que al no poder tener dos pensamientos al mismo tiempo en la mente, no podremos tener dos sentimientos y ya hemos comenzado a sacar fuera de nuestra mente la angustia y parte de la preocupación. A largo plazo (hablamos de unos días solamente), notaremos que nuestra mente estará entrenada para hacerlo más fácil y notaremos que los niveles de malestar están reduciendo. Pasado algo más de tiempo notaremos que ya seremos capaces de estar en el momento presente sin esfuerzo y necesitaremos hacer este ejercicio con menos asiduidad. Nos resultará más fácil ser conscientes de lo que estamos haciendo, sintiendo, viendo, oliendo, etc y es ahí cuando ya habremos tomado el control. Incluso llegaremos a notar que somos capaces de darnos cuenta de situaciones, cosas o detalles en los que no solíamos fijarnos y que incluso nos sorprenderá. Podríamos encontrarnos con situaciones curiosas y graciosas como por ejemplo decirnos a nosotros mismos “¿Esto estaba aquí? ¿Desde cuándo? ¿Quién lo ha puesto aquí?” Cuando estaba ahí desde hace tiempo o incluso pudimos ponerlo nosotros mismos tiempo atrás y olvidarlo. ¿Esto a qué se debe? Esto se debe a que por norma general, nos dejamos llevar de manera caótica por nuestros pensamientos de forma inconsciente, como si de un rio salvaje se tratara y sin tener ningún poder sobre él. Esto nos hace redescubrir detalles en los que no nos parábamos a observar antes. Si llegamos a ese estado es muy buena señal, significa que vamos por buen camino, que el ejercicio está bien hecho y que está dando resultados. Significa que estamos comenzando a estar en el momento presente.
Tengamos también en cuenta que en unas circunstancias excepcionales como estas, es normal, natural y totalmente humano estar preocupados ya que estamos viviendo una situación diferente a la habitual, además de que estamos en alerta no solo de manera subjetiva. Sin embargo, con herramientas como estas podremos gestionar y mantener cierto orden en lo que pensamos y por lo tanto en lo que sentimos.
Yo lo resumiría con la siguiente pregunta ¿Preocuparte solucionará el problema actual? Si la respuesta es que no, entonces lo mejor es comenzar a auto cuidarnos para estar lo más tranquilos posible y así poder ayudar a los que nos rodean a sentirse también mejor. Al fin y al cabo, todos somos uno y si nos cuidamos nosotros, estamos cuidando de los que están con nosotros en casa, sobre todo si estamos pasando esta cuarentena con niños.