¿Recuerdas la frase de la semana publicada este pasado lunes?: “Pregúntate si lo que estás haciendo hoy te acerca al lugar en el que quieres estar mañana”, la dijo Walt Disney y rompe el hielo de manera perfecta para hablar sobre ello en este post.
¿Cuántas veces nos pasa que nos proponemos algo, pasa el tiempo y vamos viendo que no hacemos nada? Seguro que te suena eso de…
Mañana empiezo.
El lunes me pongo a dieta.
Cuando comience el nuevo año comienzo a hacer deporte.
Cuando pase el verano con todos sus eventos dejaré de fumar.
El mes que viene empezaré a ahorrar para ese viaje que quiero hacer.
Desgraciadamente nos pasa a nosotros y conocemos a muchas personas que quieren hacer cosas, pero por alguna razón dejan pasar el tiempo y ven cómo hoy están igual que ayer. Pero lo más triste, es que además nos vemos hoy igual que hace un mes y quizás igual que hace un año. Esto ocurre porque vivimos pensando que aún tenemos tiempo de comenzar y aunque en parte es cierto del mismo modo que también es cierta esa frase que dice “Nunca es tarde”, también es cierto que esa forma de pensar solamente nos lleva a dejar pasar la vida frente a nuestros ojos y esa vida será dentro de un año la misma que la que teníamos hace un año.
“`Algún día´ es una enfermedad que se llevará tus sueños a la tumba contigo”.
– Timothy Ferris –
¿De qué se arrepiente la gente justo antes de morir?
Seguro que has oído hablar de esto.
Bronnie Ware es una enfermera que quiso dejar reflejado por escrito algo que le había tocado el alma sobre las personas moribundas. Fue testigo de los arrepentimientos más comunes de las personas que sabían que estaban muriendo y esto le hizo comenzar a ver la vida de otra manera, desde otra perspectiva y con plena conciencia individual.
Gracias a que ella quiso mostrarlo al mundo, esto nos puede servir para replantearnos nuestra actitud frente a lo que realmente deseamos en esta vida.
¿Cuáles son esos arrepentimientos más comunes en las personas cuando llegan a sus últimos días de vida? Las respuestas fueron las siguientes:
No haber sido fiel a sí mismo: “Quisiera haber hecho lo que quería y no lo que otros querían que hiciera”.
“Ojalá no hubiera trabajado tanto”.
“No haber expresado mis sentimientos”.
“No haber dedicado tiempo a los amigos”.
“No haber sido más feliz”.
Imagina lo triste que es vernos con estas frases en nuestra cabeza en nuestros últimos días. ¿Podrías? Es más, ¡Podemos usarlo como herramienta práctica para llevar a cabo lo que queremos trabajar en este post!
Por supuesto que sí, así que antes de hacernos la lista de preguntas adecuadas para lograr nuestros propósitos, podemos comenzar haciendo lo siguiente:
Tips:
Visualízate en tus últimos días de vida:
Sé que suena duro y que la emoción puede ser igualmente dura, pero te pido que imagines por un momento que de repente has visto toda tu vida pasar y te encuentras en tus últimos días de vida. Imagina que estás en un futuro lejano, en la cama, siendo consciente de que ya has vivido todo lo que tenías que vivir. En ese momento, visualiza que repasas toda tu vida entera, que piensas en todo aquello que has hecho, pero también piensas en todo aquello que no has hecho. Imagina con toda precisión cómo te sientes y qué emociones te vienen, al pensar que has dejado muchas cosas por hacer, porque pensabas que aún tenías tiempo. Quizás pensaste por primera vez en aquello que pudo haberte hecho feliz cuando aún tenías 25 años, pero sentías que tenías tiempo y te aterrorizaba ponerte a crear ese sueño, porque a veces pensar en actuar YA da terror, es cierto, pero el caso es que nunca comenzaste. Ahora que te ves en la vejez y mirando hacia atrás ¿Cómo te sientes? ¿Qué sientes al pensar cómo habría sido tu vida si hubieras dado ese primer paso a los 25 o 30 años? ¿Cómo habría sido tu vida?
A continuación y con la ayuda de esta motivación que acabamos de trabajar con el ejercicio anterior, ahora vamos a conocer algunas preguntas que nos ayudarán a evaluar el punto en el que nos encontramos y que además, nos ayudarán a tomar conciencia de lo que estamos haciendo, o no, para lograr lo que realmente queremos. Estas preguntas nos ayudarán a tomar acción en lo que queremos y comenzaremos a ver resultados en solo días. Ya no te sentirás en el mismo lugar que ayer, sino que mañana verás que ya has dado el primer paso y estás más cerca.
Para poder tomar conciencia de las acciones que estamos tomando o dejando de tomar, vamos a escribir en una hoja de papel las siguientes preguntas.
¿Qué es lo que deseo realmente? ¿Cómo lo deseo específicamente? ¿Cuándo lo deseo exactamente?
¿En qué momento estoy ahora? ¿Cómo me encuentro con respecto a mi propósito? ¿Cómo me siento con respecto a ello?
¿Qué he hecho hasta este mismo momento para acercarme a ese objetivo? ¿Cómo lo estoy haciendo? ¿Es coherente? ¿Es eficaz?
En el caso de no estar haciendo nada aún en el presente, ¿Cómo me siento emocionalmente hablando con respecto a ello? Si la emoción es desagradable, ¿Cuánto tiempo más estoy dispuesto o dispuesta a estar en esta situación? ¿Me hace sentir una persona orgullosa por ello? ¿Qué tengo que hacer para dejar de sentir esta emoción desagradable por no estar haciendo nada?
Si continúo sin hacer nada al respecto, ¿Cómo me veré y me sentiré dentro de un año? ¿Qué pensaré de mí por ello?
¿Qué obstáculos estoy teniendo? ¿Cómo los estoy sorteando o cómo puedo hacerlo?
¿Qué obstáculos creo que voy a tener o puedo tener?
Si me encuentro con esos obstáculos ¿Cómo puedo sortearlos?
¿Cómo me sentiré cuando ese objetivo esté conseguido?
Estas preguntas pueden ser literales tal y como las hemos visto, o estas mismas pueden servirnos para personalizarlas en coherencia con nosotros mismos y nuestras circunstancias. La clave está en encontrar las preguntas y las palabras adecuadas, que nos hagan sentir algo por dentro, que nos hagan recapacitar, pararnos a pensar un instante y ver qué es lo que estamos haciendo de manera errónea, o simplemente no estamos haciendo. Escribiremos las respuestas de forma detallada en la hoja en donde hemos plasmado las preguntas. Luego las leeremos en voz alta para escucharnos. En el momento en el que seamos conscientes de todo ello, nos sentiremos capaces de levantarnos del sofá y tomar acción sobre lo que realmente queremos.
Mañana, te encontrarás sin duda un poquito más cerca de tu objetivo.
Eva María Arrabal Martín
BIBLIOGRAFÍA:
“Coaching, caminando hacia el Ikigai”, Editorial Bookboon, 2020, Eva María Arrabal Martín.
“Motivación 1: el super poder de auto motivarte”, Editorial Bookboon, 2021, Eva María Arrabal Martín.
¿Te has parado a pensar en cómo afecta el estrés de un comercial al número de ventas? De eso vamos a hablar en el post de esta semana.
Comenzamos recordando la “Frase de la semana” publicada este pasado lunes y que ya nos hace un pequeño spoiler sobre el tema: “A veces, lo más productivo que puedes hacer es relajarte” de Mark Black.
¿Te has parado a preguntarte por qué cuando quieres hacer una cosa tan bien que tus niveles de estrés se elevan, es cuando precisamente te salen las cosas peor? ¿O simplemente te sientes una persona menos productiva, creativa o resolutiva cuando te estresas demasiado? El exceso de estrés por hacer algo realmente bien es lo que te está frenando. Sabes que eso que estás haciendo puedes hacerlo aún mejor, pero por alguna razón que no entiendes no te sale bien, te bloqueas, no se te ocurren ideas, no te sientes capaz de resolver conflictos, etc. Es el nivel elevado de estrés lo que te está frenando a la hora de pensar o incluso a la hora de tomar las decisiones correctas. Es como cuando estás pasando una verdadera mala racha que te tiene emocionalmente agotado y te das cuenta de que cometes muchos errores, o tienes muchos accidentes. Está demostrado que mientras más estrés tenemos y más descontrolado, más accidentes sufrimos porque no estamos plenamente conscientes del momento presente, ni recibimos toda la información que necesitamos en cada momento de manera realmente óptima, porque nuestro cerebro está en “modo supervivencia” y deja atrás información y detalles que realmente son importantes para que el resultado sea el ideal.
Para empezar y para comprender esto, lo primero que debemos de conocer es que el estrés en sí no es malo ni bueno, simplemente “es” y como tal, todo dependerá no de su ausencia o existencia, sino del punto en el que se encuentra en la escala de niveles. Vamos a verlo a continuación para comprenderlo un poco mejor.
Existen 3 tipos de estrés:
El distrés:
Se refiere al exceso de estrés. Este es el estrés del que todo el mundo habla verdaderamente cuando hablamos de estrés y es un error, puesto que es solo un tipo de estrés dentro de los cuales son dos tóxicos y uno es saludable y necesario.
Cuando hablamos de distrés hablamos de una situación emocional en la que nos sentimos bloqueados, no somos capaces de reaccionar ante cualquier situación, no estamos capacitados para tomar decisiones correctas y además, nos encontramos más propensos tanto a cometer fallos, como a enfermar y a que nos debilita las defensas. Además de todo esto, el exceso de estrés nos hace menos productivos y creativos. Si esta situación se mantiene en el tiempo, puede desembocar en desmotivación, pérdida de interés y de ilusión, además de padecer ansiedad y depresión.
.
Hombre con possits pegados
Fuente: Unsplash.com
Entonces si lo enfocamos al mundo de las ventas, ¿Te imaginas intentando producir ventas en un estado de distrés? No sería posible ya que esos mismos niveles de estrés nos bloquean a la hora de ser productivos, resolutivos y creativos, por lo que no encontraríamos la manera adecuada de convencer a la persona que tenemos delante. Un vendedor con distrés lo único que podrá conseguir es repeler a los clientes potenciales, en su ansia de poder vender un producto más sea como sea.
El hipoestrés:
Cuando hablamos de hipoestrés, estamos hablando de la ausencia total de niveles de estrés. Podría parecer algo positivo y deseable y de manera equivocada es lo que la mayoría de las personas esperan obtener. Sin embargo, al igual que el distrés este estado es tóxico para nuestro estado mental, emocional y nuestra salud, el hipoestrés es igualmente negativo, sobre todo si se mantiene en el tiempo.
El hipoestrés consiste en la pérdida de interés y motivación por todo. Una persona que padece de hipoestrés no tiene el más mínimo interés de llevar a cabo nada, por lo que simplemente no hará nada. Mientras deseamos no tener ningún nivel de estrés para supuestamente no sufrir (pensamiento erróneo), las personas con hipoestrés no tienen la fuerza necesaria para tomar acción en nada, simplemente no sienten nada por aquello que quizás en algún momento de su vida les movía por dentro. Entonces, una situación de hipoestrés nos frena y nos aleja de cualquier propósito que podamos desear.
¿Consideras que un vendedor que se encuentra en este estado, se encontrará en las condiciones idóneas para vender? Claramente la respuesta es NO.
Este estado mantenido en el tiempo también puede desembocar en desilusión por la vida y por lo tanto, depresión.
El eustrés:
Aquí está la clave verdadera para poder tomar acción en aquello que realmente deseamos conseguir.
El eustrés es justamente el punto medio y equilibrado entre el distrés y el hipoestrés. Cuando hablamos de eustrés, estamos hablando del punto justo en el que tenemos el nivel de estrés ideal que nos permitirá tomar acción, buscar soluciones a los conflictos, resolver problemas, echar mano de nuestra creatividad y tener la motivación suficiente para llevar a cabo cualquier propósito que tengamos.
¿A que cuando haces algo que te gusta y te impulsa sientes como un fuego por dentro que te empuja a seguir? Pues eso es el eustrés.
Así pues, un vendedor que tiene este nivel ideal de estrés, se sentirá capacitado y a la altura para encontrar la manera de crear más ventas. Una persona que se encuentra en este punto, puede resolver posibles conflictos con el cliente potencial e incluso podrá con su creatividad mejorar su oratoria, su carisma y su influencia. Una persona creativa es capaz de trabajar mejor su propia imagen para llegar a más gente.
Cuando un cliente potencial se encuentra con un vendedor en ese punto ideal de estrés, percibirá una energía que le hará ver al vendedor como alguien competente, resolutivo, creativo y que cree en lo que está vendiendo. A parte de eso, se mostrará como alguien que disfruta de lo que está haciendo.
¿Cómo puedo notar que estoy en el nivel de eustrés? Pues cuando fluyes, si sientes que fluyes con lo que haces como fluye el surfista que se convierte en la ola y se deja llevar por ella para precisamente no caer, ese es el sitio, ahí es.
Entonces, entendemos que el eustrés se encuentra justo en el punto medio y que este punto medio es óptimo para ser productivos, creativos y motivados en el punto justo, entonces lo entendemos todo.
Un comercial venderá más y mejor si se encuentra en el punto justo del eustrés, que si se descontrola emocionalmente debido al exceso de estrés, o por lo contrario, si no siente absolutamente ninguna motivación o ilusión por lograr una venta más.
Es la paradoja a la hora de vender, venderás más cuando te relajes y no dependas tanto de esa siguiente venta que tienes que hacer. Es como cuando persigues algo que nunca alcanzas, todo se debe a esa ansiedad por vender. Sin embargo cuando dejas de perseguir, es cuando esa venta ocurre más fácilmente.
Entonces, ¿Trabajar el estrés a nuestro favor realmente influye de manera positiva en la calidad de las ventas? La respuesta es ¡Por supuesto! El mejor comunicador ganará más puntos a su favor para vender lo que tiene, y esa comunicación se verá siempre influenciada y enriquecida si nos entrenamos en el estrés adecuado a la hora de vender.
¿Cómo podemos comenzar a sentir ese estado ideal de estrés?
Comportándonos como si ya hubiésemos vendido 50 de ese mismo producto en las últimas 24 horas: es decir, sin la ansiedad de necesitar vender a esas personas en concreto. Cuando un vendedor se muestra tranquilo y seguro de sí mismo, está enviando el mensaje de que si no vende en ese mismo momento ¡No pasa absolutamente nada! Además de estar enviando también el mensaje de que cree en lo que vende y lo que vende es bueno, por lo tanto está tranquilo porque sabe que a ese cliente o al siguiente, venderá.
Siendo conscientes de que nos hacen falta muchos “No” para recibir un “Sí”: así que tenemos que estar dispuestos al rechazo. La persona que es consciente y toma los riesgos de exponerse a muchos “NO”, son las que más “SÍ” acaban obteniendo al terminar el año. Es cuestión de crear las probabilidades.
Vamos a ver un ejemplo que seguro te parecerá muy curioso, pero es perfectamente comparable a lo que estamos hablando, ya que funciona del mismo modo. Seguro que habrás oído alguna vez a más de una persona decir que cuando tienen pareja “ligan” más ¿A que sí? ¿Sabes a que se debe ese curioso fenómeno? Se debe a que esa persona antes de tener pareja, seguramente quería conocer a alguien y ese deseo que pudo ser en su caso algo ansioso, hacía que de manera inconsciente las demás personas pensaran que no era tan “válido” o “válida” para ellas y hacía que las personas con las que podía tener posibilidades, sintieran cierto rechazo. No agrada a ver a las personas ansiosas cuando se te acercan para conocerte, quizás es hasta algo muy sutil y poco perceptible, pero realmente se percibe y repele. Sin embargo, en cuanto es persona tiene pareja y está feliz con su ella, de repente se relaja y se encuentra a gusto. Es entonces cuando ese deseo de conocer a alguien desaparece y es entonces cuando el resto de personas la perciben desde otra perspectiva y puede verse hasta más atractiva. En realidad era físicamente igual de atractiva antes, sin embargo ese estrés por querer conocer a alguien repelía al resto de personas y ahora ya no.
Pues así funciona el estrés. Mientras más relajado o relajada te encuentres, más posibilidades de conseguir resultados en las ventas tendrás.
Entonces, ¿Cómo podemos trabajar el estrés en la práctica? Vamos a conocer a continuación algunos tips prácticos y sencillos a continuación para poder trabajarlo nosotros mismos.
Mano con bombilla encendida.
Fuente: Unsplash.com
Tips prácticos:
Meditar: la meditación debería de ser tratada en todos los ámbitos como la alimentación o como el beber agua para estar hidratado. Crear este nuevo hábito nos ayuda a gestionar nuestra mente y nuestro estado emocional. Está demostrado que las personas que meditan habitualmente gestionan mejor el estrés y la ansiedad. Cuando tenemos este hábito, es más sencillo situarnos en el nivel del eustrés. ¿Piensas ahora que meditar es algo inútil o vanal?
Hacer ejercicio físico al menos 3 veces por semana: el ejercicio físico nos permite descargar el exceso de estrés y nos permite mantenernos en el nivel ideal. Tengamos en cuenta que si tenemos una vida sedentaria, el estrés puede acumularse y a largo plazo notaremos problemas por ello, entre ellos por ejemplo el riesgo de padecer ansiedad.
Priorizar: crear una lista de todo lo que tenemos que hacer, ideas, inspiraciones y ordenarlas por orden de urgencia nos permitirá sentirnos mejor y menos estresados, ya que llevaremos a cabo antes aquello que realmente sea necesario.
Organización productiva del tiempo: junto con el punto de priorizar, llevar por ejemplo una agenda con la lista anteriormente mencionada e ir tachando aquello que vamos haciendo, nos hará sentir mejor y más productivos al final del día. De esta manera podemos observar de un simple vistazo al final de la jornada que efectivamente hemos hecho más de lo que pensaríamos si no tuviéramos esa lista agendada. ¿Te suena eso de “Tengo la sensación de que no he hecho nada en todo el día”? Pues de esta manera evitaremos esa sensación.
Poner objetivos que nos motiven realmente: es necesario procurar que aquello que hacemos realmente nos lleve a un objetivo claro y concreto y que ese objetivo nos motive. Tenemos que saber a dónde realmente nos lleva el camino que estamos escogiendo. ¿Te suena esa sensación de levantarte todos los días para trabajar, pero al mismo tiempo no saber a dónde vas? Pues cuando nos marcamos una meta concreta y llevamos un camino coherente con ello, es cuando realmente notamos esa motivación que nos ayuda a mantenernos en ese nivel de eustrés ideal.
Visualizarnos con ese objetivo cumplido en el presente: por supuesto no puede faltar la visualización. Imaginarnos en esa meta ya cumplida, en ese objetivo realmente deseado es la gasolina que nos impulsará a tomar acción cada día.
Comportarnos como si ya hubiésemos obtenido los resultados deseados: esto nos ayudará a evitar esa ansiedad que nos bloquea. Cuando nos sentimos bien porque sentimos que ya tenemos eso que hemos deseado (sentir el deseo como algo ya pasado), entonces es cuando nos encontramos en ese estado comentado anteriormente en el que no tenemos la necesidad imperiosa de vender ahora con el cliente actual, sino que sabemos que todo va bien y va a ir igual de bien porque venderemos ya que creemos en nuestro producto.
Entrenar una mentalidad positiva: esto también necesario, nos permitirá ser conscientes de que 5 “No” seguidos no significa que nos vaya mal, sino que estamos más cerca del siguiente “Sí” que está por llegar. ¿A que no lo habías pensado así?
Todos estos puntos de manera equilibrada y coordinadas entre sí, nos ayudará a mantenernos alejados tanto del hipoestrés como del distrés, manteniéndonos en un punto medio que aunque pueda moverse de vez en cuando a cierto punto opuesto, los márgenes se mantendrán siempre de una manera coherente y saludable.
¿Cómo sientes que funcionas tú con tus niveles de estrés? ¡Te leo!
Hemos empezado esta semana con la frase del Dr. Mario Alonso Puig: “El lenguaje no solo describe la realidad, sino que además es capaz de crearla” y ¿Por qué hemos empezado con ella? Porque esta semana hablamos sobre el lenguaje y su peso en nuestro crecimiento personal.
¡Vamos a ello!
La semana pasada me adentré en la influencia de las etiquetas cuando nos definimos y lo hice enfocándome en las personas que sienten timidez. Esa publicación me ofreció la idea de hablar esta semana sobre el lenguaje y la importancia de las palabras a la hora de “crear”. Cuando creamos nuestras circunstancias y posibilidades, no tenemos en cuenta ni nos paramos a observar las palabras que utilizamos y éstas son tremendamente importantes en nuestra creación, son magia pura. Gran parte de lo que tenemos en nuestro entorno, en nuestras circunstancias y en nuestros resultados, están ahí a causa de las palabras que usamos al hablar, ¡Entre otras muchas cosas claro está! Pero todo empieza cuando hablamos.
¿Te has parado a observar en cómo hablan y se expresan las personas exitosas?
Para empezar, te darás cuenta de que no hablan igual una persona exitosa en cualquier ámbito, que una persona “rendida” a lo que es y a lo que cree que no puede cambiar porque “la cosa está muy mal”.
¿Te has parado a pensar alguna vez en cómo de importante ha sido tu lenguaje en lo que has logrado o perdido hasta el día de hoy? Quizás no lo hayas pensado nunca, quizás esta es la primera vez que lees sobre ese tema.
Aquí no vamos a hablar de éxito refiriéndonos al dinero, pero sí al éxito en general, es decir, al hecho de ganar en todo lo que de manera personal e individual nos propongamos. ¿Quieres tener éxito en tu formación porque estás estudiando? Entonces, conocer sobre el uso del lenguaje te interesa. ¿Quieres tener éxito en el terreno laboral? Entonces, conocer sobre el uso del lenguaje efectivamente te interesa. ¿Quieres tener éxito en las relaciones con los demás y en el amor? Entonces, conocer sobre el uso del lenguaje también te interesa. ¿Quieres tener éxito económico? Entonces, conocer sobre el uso del lenguaje por supuesto que te interesa. ¿Quieres tener éxito en cualquier aspecto de tu vida ya sea personal o laboral? Entonces, conocer sobre el uso del lenguaje evidentemente te interesa.
Incluso cuando nos proponemos el objetivo de perder peso tenemos que tener en cuenta el lenguaje que utilizamos mientras estamos trabajando en ello, ¿Cómo te has hablado hasta el día de hoy? ¿Cómo te sigues hablando? ¿Qué pasaría si cambias tu vocabulario y la forma de expresar lo que quieres y lo que haces?
No hablamos solamente del típico “No puedo”, enfocarnos solamente en esa frase tóxica nos limita hasta el infinito y más allá. Podríamos extender nuestra auto evaluación a frases bloqueantes como:
“Tengo que hacer deporte”.
“No soy lo suficientemente buena para ese puesto de trabajo que ofrecen”.
“Siempre he sido torpe”.
“En mi familia nadie ha hecho nada parecido, no tengo razones para pensar que puedo ser el primero en lograrlo”.
“Es que me cuesta trabajo enterarme de lo que leo cuando estudio y voy más lento”.
“Es que se me da mal pintar/bailar/cantar/escribir…” (pon aquí aquello con lo que te sientas más identificado o identificada).
“Es que hay una crisis tremenda y todos en mi entorno están como yo… fatal”.
“Es que por más que lo intento, no encuentro el tiempo”.
“Es que eso solo lo consiguen los que tienen un `padrino´, la gente humilde no podemos acceder a esos privilegios”.
“Etc”…
¿Cómo te hablas? Ya no solo eso, ¿Cómo hablas a los demás cuando hablas de ti o de cosas que tengan que ver contigo o con tus propósitos y tus sueños?
A continuación vamos a ver cómo nutrirnos con lenguaje de éxito…
Niño gritando frente a un micrófono.
Fuente: Unsplash
Los egipcios ya hablaban de ello, ¡Ya lo sabían! Y lo utilizaban a su favor. De hecho, lo dejaron por escrito para la posteridad y para fortuna de nosotros que podemos acceder a ello. Hoy día gracias a ellos, a muchos más que vinieron detrás a divulgarlo y a estudios en neurociencia sobre el poder del lenguaje en nuestra mente, sabemos que su influencia en nuestras vidas es ilimitado.
Los egipcios creían con fe que la palabra tenía un poder realmente mágico. Por ello, los antiguos sacerdotes de aquella apasionante civilización la usaban de manera estratégica y a su favor para no pedir, sino exigir a los dioses lo que querían recibir. Así, ¡Como suena! No suplicaban, sino que decían aquello que según ellos debía de ser por derecho propio, ya que su creencia se basaba en que cuando pides, si lo haces de la manera correcta, estás pidiendo algo que ya es tuyo por derecho, por lo tanto ha de ser expresado y ejecutado como tal. También lo hacían los faraones y así lograban que toda persona que le rodeara cumpliera lo que él decía. No era solo el poder que tenía como faraón, sino el poder de su palabra. El propio faraón en los “Textos de las pirámides” dejó por escrito “Yo soy la Gran Palabra” para dar vida a todo lo que pudiera desear.
Del mismo modo, esa misma magia hacía, según los egipcios, que una persona continuara viva después de su muerte mientras su nombre continuara siendo pronunciado por los que quedaban.
“Construí esta tumba en esta necrópolis, junto a los grandes espíritus que aquí están,
para que se pronuncie el nombre de mi padre y el de mi hermano mayor.
Un hombre es revivido cuando su nombres es pronunciado…”
-Inscripción en la tumba de Petorisis. Sumo sacerdote de Thot en Hermópolis.-
Texto extraído del libro “La magia de la palabra en Egipto”
de Ildefonso Robledo Casanova.
Según los habitantes del antiguo Egipto, cuando el Creador quiso crear el mundo y todo el universo, utilizó el verbo, la magia de la palabra, porque según ellos y tal y como lo usaban en su día a día, la magia del verbo permitía materializar todo lo que deseaban.
Por otra parte y viniendo a nuestra época actual, podemos tener conocimientos de grandes expertos como el el Dr. Mario Alonso Puig, en el que nos hemos basado para la frase de esta semana, el cuál dice que cuando le llega un enfermo a su consulta con un diagnóstico de alguna enfermedad grave como puede ser un cáncer, una de las primeras cosas que le dice es “Desde este momento no tenemos un problema, tenemos un reto”. ¿Qué podemos percibir de una poderosa frase como esta? Lo que primeramente transmite con este mensaje al paciente es que no está solo, que el trabajo a partir de ese preciso momento es un trabajo en equipo y que además, si lo miramos desde la perspectiva de un reto, todo comienza a cambiar y las posibilidades de cura son mayores.
Las palabras al fin y al cabo crean emociones y las emociones para bien o para mal, generan una perspectiva de las situaciones y circunstancias y a su vez, esa perspectiva de las circunstancias nos hacen tomar decisiones y esas decisiones generan resultados. Por lo tanto, los resultados dependerán en gran parte de esas emociones que hayamos tenido al principio, justo cuando creamos esas palabras, porque según ella actuaremos de un modo u otro. Ya lo afirma Daniel Goleman, el mayor experto en el estudio de la inteligencia emocional, las emociones son las que nos hacen tomar las decisiones al final de todo. Entonces, se puede entender de una manera más clara la importancia de evaluar el cómo hablamos y cómo podría mejorar nuestra vida si cambiamos nuestras palabras.
Para comprobar esto último que hemos comentado, te voy a proponer que te tomes el atrevimiento de hacer algo para ver cómo reacciona la gente. Intenta hacer lo siguiente:
Elige una palabra tal como “alegría”, “coraje”, “esperanza”, “quiero”, “merezco”, “deseo”, “me gusta” o cualquier otra palabra o breve frase que se te ocurra y que consideres bonita o que pueda producir emociones positivas. Cuando ya tengas la palabra, envíala a los grupos y contactos de wassap con los que tengas confianza y aprecies, para ver sus reacciones. Deja que pase la mañana, tarde o día y queda a la espera de ver las diferentes reacciones de esas personas en sus respuestas. Evidentemente creará desconcierto en todas ellas, sin embargo, las respuestas podrían sorprenderte porque tendrán en común el reflejo de una emoción agradable. Haz este ejercicio de vez en cuando cambiando la palabra y disfruta del hecho de poder contagiar a otras personas con emociones agradables.
Expresiones como “Cuando logre…” o “Cuando esté en…” son como cuando un mago dice “Abracadabra” ¡Y no estoy exagerando para nada! Cuando usamos palabras, frases y expresiones similares, que nos hagan sentir que algo va a suceder de manera inminente, nuestro cerebro de manera automática siente que eso es real, que ya estamos en camino y que nos encontramos cerca. Por lo tanto, desde ese preciso momento nuestro cerebro comenzará a comportarse y a enviar mensajes al resto del cuerpo y a sí mismo, para que eso que hemos dicho se haga realidad. Los mensajes que comenzará a enviarse a sí mismo por ejemplo serán pensamientos similares y del mismo nivel que los pensamientos que nos llevó a generar esa frase anterior.
Por ejemplo:
Si deseamos obtener un puesto de trabajo superior al que hemos tenido hasta ahora podemos afirmar “Cuando logre ese puesto” o “Cuando esté en ese trabajo”. En ese momento, haremos que nuestro cerebro comience a buscar otros pensamientos que nos lleven a pensar siempre en lo mismo, pero no solo eso, además, estaremos induciendo al cerebro a que empiece a obsesionarse y todos sabemos lo que pasa cuando nos obsesionamos con algo, ¿Qué pasa? Que comenzamos a buscar respuestas a todas nuestras dudas, preguntas y demás y comenzamos de ese modo en buscar un camino, una solución a un problema, una opción de varias, etc… y todo ello nos llevará a actuar de forma imparable hacia aquello que queremos lograr. Ya sea de manera consciente o inconsciente, no estamos preguntando a nosotros mismos ¿Qué es lo que tengo que hacer para estar en ese lugar o en esa circunstancia? Y de repente toda la maquinaria de nuestro cerebro se pondrá en marcha, haciendo uso de la creatividad, la inspiración y la resolución de problemas.
Como afirmaba el maestro y Doctor en psicología Wayne W. Dyer cuando hablaba sobre el poder de la intención…
“La palabra intención normalmente cuando la usamos, tiene la connotación de que nadie se interpondrá en nuestro camino. Tengo la intención de que algo ocurra, haré que salga bien contra viento y marea. Da igual la oposición que encuentre, tengo la intención de hacerlo. Es como cuando un pitbull se aferra una rueda. ¿Lo han visto alguna vez? No la suelta por nada. Adoptaré la actitud del pitbull para conseguir lo que quiero. Eso es la intención”.
Entonces, ¿Cómo puedo cambiar mi lenguaje para comenzar a crear resultados nuevos en mi vida? ¡Vamos a verlo a continuación con un tip práctico!
Persona entrenando subiendo escaleras.
Fuente: Unsplash
TIP:
Y como es habitual, aquí te dejo un tip práctico para que puedas comenzar a hacer uso de un nuevo lenguaje y puedas tomar el nuevo hábito que te ayudará a crear una nueva realidad.
Diario personal
Te animo a que comiences un diario personal. No te llevará mucho tiempo y será muy breve.
En ese diario y para que te resulte sencillo al menos para comenzar el hábito (más adelante puedes invertir más tiempo en él si así lo deseas), puedes dividir cada hoja en dos partes. Cada una de las hojas representará una jornada.
A partir de ese momento, cada mañana podrás invertir 5 minutos a escribir de manera breve qué esperas del día que tienes por delante. En ese breve espacio podrás escribir cómo quieres que sea tu día, de manera que te resulte realista haberlo logrado al final del día. Han de ser cosas que puedas dominar tú, cosas que estén en tu mano, cosas sencillas.
Aquí viene lo interesante de este ejercicio. Para escribir ese diario será necesario que utilices palabras nuevas que normalmente no utilices, palabras que te generen bienestar emocional, motivación, que te impulsen. De esta manera estarás comenzando a crear un nuevo lenguaje más potente, un nuevo lenguaje que generará resultados diferentes a los que habías tenido hasta hoy.
A parte de eso, cuando escribas lo que quieres que ocurra, será necesario que utilices expresiones tales como:
“Cuando acabe el día habré logrado…”
“Cuando vaya a dormir seré más…”
“Me comprometo a hacer…”
“Me comprometo a cambiar… por…”
Es decir, no solo escribir en positivo evitando todas las negaciones que se te vengan a la mente, sino también afirmando de manera rotunda. Para ello se deberá de evitar los “Intentaré…”, “Procuraré…” o “Espero que…”. Estas expresiones son palabras “trampa” que te bloquearán, tenlo por seguro. La clave está en tomar el comportamiento de los antiguos egipcios: no pidas, exige lo que es tuyo por derecho y ¡Haz que al final del día haya ocurrido!
Ahora viene la segunda parte del diario.
Esa segunda fase la haremos al final del día y consistirá en hacer un breve resumen de cómo nos ha ido el día. Escribiremos lo que hemos logrado y cómo nos sentimos al respecto. No nos vamos a enfocar demasiado en si algo no ha salido bien o no se ha logrado, se puede expresar de paso indicando que lo haremos al día siguiente, evitaremos pararnos en emociones negativas que puedan generar la creencia de que si no se ha logrado, ha sido un fracaso.
Vamos a realizar este ejercicio a diario y cuando hayamos logrado sobrepasar la barrera de los primeros 21 días, ya habremos creado un nuevo hábito e incluso comenzaremos a notar que cuando hablamos, hablamos diferente y los resultados por lo tanto, comenzarán a ser diferentes.
Habrás logrado tomar el control y actuar para que las cosas ocurran, pero además, comenzarás a ver que comienzan a pasar cosas sin que tengas seguro cómo están pasando, no es magia, es que estás empezando a exigir lo que es tuyo por derecho y por lo tanto como dijo Marcel Proust: “Aunque nada cambie, si yo cambio todo cambia”.
Notarás un cambio radical cuando pase el tiempo y con ello, tu vida comenzará a cambiar. ¡Te lo aseguro!
No importa cuál haya sido tu historia hasta ahora, lo que importa es dónde quieres estar y qué es lo que vas a hacer para estar ahí. Pero antes de nada, el primer paso es cambiar tu lenguaje para comenzar a crear lo que verdaderamente quieres.
¿Qué palabras y afirmaciones vas a comenzar a utilizar a partir de ahora?
Eva María Arrabal Martín
BIBLIOGRAFÍA:
Castellanos, L., Yoldi, D., Hidalgo, J. L. (2016). “La ciencia del lenguaje positivo”. Editorial Paidós contextos.
Robledo Casanova, I., (2006). “La magia de la palabra en Egipto”, Bibliteca virtual universal, Asociación Andaluza de egiptología.
La #FraseDeLaSemana publicada en las redes sociales “Al menos un 80% del éxito en la edad adulta proviene de la inteligencia emocional” de boca del maestro Daniel Goleman, ya lo anunciaba. Esta semana hablaremos sobre las habilidades más importantes para alcanzar el éxito hoy y en un futuro próximo.
Sin embargo, vamos a aclarar que cuando nos referimos a éxito no estamos hablando de dinero, o al menos no solamente de él, hablamos también de sentirnos realizados, de lograr nuestros objetivos y de sentirnos plenos y coherentes con nuestros valores al final de nuestras vidas. Éxito puede ser cambiar de trabajo, encontrar pareja, dejar el hábito de fumar, encontrar la tranquilidad, encontrar la paz en uno mismo, formar una familia, ganar más dinero, comprar la casa de nuestros sueños, finalizar una carrera universitaria, trabajar en lo que verdaderamente nos gusta, sentirnos valorados en el trabajo, etc. Para trabajar nuestro propio éxito debemos preguntarnos de manera individual ¿Qué es para mí el éxito? Y trabajar con el foco puesto en nuestra propia respuesta. ¿Cuál es tu respuesta?
Habilidades hay muchas y todas son válidas para alcanzar el éxito, pero en este post vamos a enfocarnos en las más importantes, las que podrían catalogarse como básicas. Sin estas habilidades está claro que nunca veremos resultados. ¿Quieres avanzar y llegar a la meta? Pues presta atención a la siguiente lista:
Motivación y disciplina.
Es necesario saber que la motivación y la disciplina han de ir de la mano, porque trabajar la motivación está muy bien, ¡Es genial! Y es una habilidad indispensable para levantarnos a diario y seguir trabajando en aquello que deseamos pero, ¿Te has parado a pensar qué es de nosotros en esos días en los que la motivación no es posible? Tengamos en cuenta que no podemos estar motivados todos los días de la semana y a todas horas. Somos humanos, tenemos días y “días” y no sólo eso, sino que como humanos también debemos permitirnos “descansar” del hecho de sentirnos obligados en cierta manera a estar motivados. Como el día y la noche, como el yin y el yang, como la luz y la oscuridad, como la alegría y la tristeza, estamos hablando de los dos polos opuestos y como polos opuestos que son, no podremos mantenernos eternamente en una de las partes, para entenderlo mejor imaginemos que hablamos de un péndulo. Sí podemos trabajar para encontrar un equilibrio en ese péndulo y además, podemos trabajarnos para encontrar cada día las razones por las que levantarnos y seguir trabajando haciendo que ese péndulo se mueva hacia el lado de la motivación. Sin embargo, debemos ser conscientes de que si trabajamos para ir más hacia ese lado por las leyes naturales habrán otros días en el que por mucho que hagamos por estar super motivados, nuestra mente va a tirar más hacia el otro lado del péndulo ¡Y no tiene absolutamente nada de malo ni tenemos por qué estar luchando continuamente contra ello! Es imposible mantener el péndulo siempre de un lado
Entonces ¿Qué podemos hacer en esos días en los que sentimos que la motivación no hace acto de presencia y tiene pinta de no aparecer? En esos casos es necesario ser consciente de la importancia y el tesoro que es la disciplina. El trabajar esos días en los que sientes que no tienes razones para trabajar, será lo que finalmente te lleve hacia el éxito. Las personas realmente exitosas son las que hacen el esfuerzo esos días en los que no hay motivación.
La motivación es lo que te levantará del sofá y la disciplina es lo que te hará traspasar la línea de la meta.
Si te interesa saber más sobre la habilidad de la motivación, te recomiendo que leas mi libro “Motivación 1: el super poder de auto motivarte” que está a la venta en el siguiente enlace: https://bookboon.com/es/motivacion-1-ebook a parte de aprender más sobre ello, adquirirás herramientas prácticas para el uso del día a día y el logro de objetivos.
2. Autoestima y auto concepto.
La autoestima es tan importante y a la vez tan poco valorada y trabajada, que podemos ver todos los días en cada momento a muchísimas personas padeciendo carencias por falta de ella en algún aspecto de su vida. La autoestima es tan grande que lo abarca todo a nuestro alrededor, todo, absolutamente todo lo que nos rodea está salpicado de manera positiva… o negativa, por nuestra autoestima y el concepto que tenemos de nosotros mismos.
Si yo te pregunto:
¿Qué crees tú que mereces realmente en tu vida?
Y después de esa pregunta te hago la siguiente:
¿Qué tienes realmente en tu vida?
¿Es coherente con lo que piensas que realmente mereces?
Párate a pensar un momento en las respuestas de cada una de esas preguntas. Todas nuestras circunstancias no es totalmente fruto del azar, más de lo que creemos es parte de las decisiones que tomamos o lo que hemos permitido hasta llegar a donde estamos hoy. ¿Crees realmente que el trabajo que tienes es lo que mereces? Más bien es lo que a otra persona le conviene ofrecerte en este momento, que puede ser un trabajo mejor o peor, pero es lo que esa persona “dice” con el acto de darte ese empleo que tú mereces.
Una persona con una buena autoestima bien trabajada, sabe que si merece algo mejor puede lograrlo. Eso de “La cosa está muy mal y es lo que hay” es un escudo para tapar carencias del subconsciente o en muchos casos no tan del subconsciente.
El auto concepto es la imagen que tenemos de nosotros mismos, no solo a nivel físico sino la idea que tenemos de nosotros, lo que pensamos que somos y esto está muy ligado con la autoestima. La imagen que tenemos de nosotros mismos rige el valor que luego nos damos y la estima que sentimos hacia nosotros.
Las personas con una autoestima elevada y un buen auto concepto tienen más facilidad para proponerse objetivos grandes y más a largo plazo, porque saben que pueden lograrlo, porque sienten que lo merecen y porque saben que tienen las capacidades necesarias para trabajar en él. Mientras tanto, las personas con una autoestima baja se ponen objetivos muy a corto plazo, menos exigentes y más pequeños porque no se sienten tan seguros o merecedores de tener o alcanzar más.
¿Cuál de los dos grupos te hace sentir más identificado o identificada?
3. Resiliencia.
Esta habilidad es la capacidad de sobreponernos a las crisis, traumas y situaciones difíciles de nuestra vida convirtiéndonos en personas más fortalecidas que antes. Una buena comparación para este punto es la habilidad del junco de doblarse, pero no partirse.
Una persona resiliente se sobrepone a los obstáculos y toma el aprendizaje de ellos para seguir avanzando. Las personas exitosas han tenido que ser resilientes, puesto que todos en algún momento de nuestras vidas nos hemos topado con situaciones complicadas antes de llegar a la meta. Ese pensamiento de “Es que esa persona lo ha tenido muy fácil” es otro escudo para tapar la sensación de imposibilidad por nuestra parte, para lograr nuestro objetivo. No es que esa persona lo haya tenido fácil, es que esa persona no lleva sus crisis y traumas escritas en la mente y se nos presenta como algo aparentemente fácil para ella o él.
Para conocer más sobre la resiliencia podemos conocer magníficas y fascinantes historias reales como las de Hellen Keller y Anne Sullivan, Nick Vujicic, Malala Yousafzai, Viktor Frankl, Pablo Pineda, Albert Espinosa o Stephen Hawking. Historias realmente inspiradoras y que te harán ver que si ellos pudieron hacer eso, ¡Tú también puedes!
Una persona resiliente sin duda alguna tiene una gran capacidad para evitar que los obstáculos y las crisis le hagan rendirse o debilitarse, porque ya sabe lo que es pasarlo mal y eso le acercará al éxito.
4. Asertividad: escucha activa.
Nos referimos a asertividad a la habilidad de hacer uso de la comunicación de manera respetuosa y sana cuando se torna difícil con otras personas. Vendría a resumirse en la capacidad de comunicarnos con otras personas respetando sus opiniones y visiones, al mismo tiempo que también hacemos respetar las nuestras. Puede parecer un punto complicado y de hecho lo es para las personas que no han sabido ser asertivas antes. La primera vez que escuchas hablar de la asertividad normalmente resulta muy difícil poder aprender a medir las palabras de manera que podamos comunicar lo que realmente deseamos sin censura, pero al mismo tiempo haciendo uso del respeto bidireccional.
Por ejemplo, una frase asertiva para cuando debatimos sobre un tema en el que no estamos de acuerdo podría ser:
“Entiendo perfectamente lo que quieres decir, pero yo lo veo desde otra perspectiva”.
Respetas la opinión del otro, pero también expones la tuya de manera natural.
Podríamos hablar largo y tendido sobre esta habilidad en un solo post, para ver cómo afrontar conversaciones complicadas con personas poco respetuosas. ¡Tomaré nota para una publicación futura!
Dentro de la asertividad, es necesario tener en cuenta el punto denominado como la escucha activa. Las personas que muestran una gran capacidad de escucha con calma y hacen ver a la otra persona su interés en ella, tienen mayor facilidad para enriquecer sus redes de contacto, de persuadir, de enriquecer su comunicación y por lo tanto, de aumentar las posibilidades de éxito en general porque aumentarán las posibilidades de recibir apoyo por parte de las personas que les rodean porque nos ayudan a ser personas más persuasivas.
5. Inteligencia emocional.
La inteligencia emocional es un punto al que por fortuna, se le está dando importancia en la actualidad y por fortuna también, cada vez más con miras hacia un futuro enriquecedor de las personas y las empresas.
Hablamos de inteligencia emocional como la capacidad de una persona de autoevaluarse interiormente en cada situación, ya sea positiva o negativa. Es la habilidad de ser consciente de las propias emociones, aceptarlas y evaluarlas para bien fluir con ellas, o trabajarlas a su favor. También es la persona que tiene la capacidad de reconocer las emociones ajenas y por ejemplo, ser capaz de ponerse en el lugar del otro para comprenderr por lo que está pasando. Esta capacidad le permite poder no solo ser más resolutivo y empático, sino también de aceptarse tal y como es al mismo tiempo que le permite poder trabajarse de manera constructiva hacia una mejora de la fortaleza emocional. Una persona que se conoce a sí misma, puede saber en qué punto de su propio desarrollo emocional se encuentra y puede también saber qué más puede desarrollar o construir. Por ejemplo, una persona con una elevada inteligencia emocional puede aceptar que tras la pérdida de un trabajo o su pareja, deberá de pasar un tiempo de duelo, deberá permitirse encontrarse mal, llorar, sentir que pierde la ilusión o parte de ella y aún así es consciente de que ese estado es pasajero y que cuando se haya permitido una licencia coherente, podrá fortalecerse para recuperarse y volver a trabajar en nuevos objetivos.
Podemos decir que la inteligencia emocional es un “paquete” de otras habilidades, de las cuales algunas ya hemos visto en puntos anteriores y otras vamos a ver. Por ejemplo, una persona con una elevada inteligencia emocional tiene fortalecidas habilidades como la motivación, la autoestima, un buen auto concepto, resiliencia, asertividad, empatía, capacidad de aceptación, una adecuada gestión del estrés entre otras.
6. Gestión del estrés.
La gestión del estrés al igual que la inteligencia emocional en general, es una habilidad que por fortuna también se está trabajando cada vez más. Las empresas están poniendo su foco de atención en los niveles de estrés o el tipo de éste que tienen sus trabajadores, con el fin de que éstos estén más cómodos en su lugar de trabajo y más felices.
Una persona que gestiona adecuadamente sus niveles de estrés será más feliz y también más productiva.
Pero claro, no solo tenemos que fijarnos en el estrés de los empleados de una empresa, una buena gestión del estrés es indispensable para cualquier persona que quiera mejorar su foco de atención y por lo tanto el resultado de su esfuerzo para lograr cualquier objetivo que se proponga.
Las personas exitosas saben bien cómo manejarse frente a situaciones estresantes. ¡Incluso trabajan el estrés a su favor convirtiéndose en personas más productivas gracias a él!
7. Adaptación al cambio.
Si no te adaptas mueres, quizás no literalmente pero sí en muchos aspectos como por ejemplo el laboral o el empresarial. En estos tiempos que corren por ejemplo, podemos ver que las empresas que se han adaptado a la situación de crisis mundial causada por una pandemia, esas empresas que han podido adaptarse al mundo digital, son las que han sobrevivido y las que aún tienen la posibilidad de continuar hacia un futuro diferente.
Pues bien, esto es aplicable a todos los niveles, también a nivel personal y a nuestros propios objetivos individuales. ¿Qué ocurre cuando nos encontramos con un obstáculo que vemos que no nos impide al 100% continuar, pero nos muestra que debemos cambiar algo en nosotros o nuestras acciones para poder continuar? Hay quien utiliza esta situación como excusa para abandonar porque se convence de que el esfuerzo no le merecerá la pena.
Vamos a ver un ejemplo para entenderlo mejor:
Imaginemos que hemos cambiado nuestros hábitos de vida y de alimentación para perder peso y nos ha ido bien los primeros meses, sin embargo llega un momento en el que por causas laborales y de horarios no podemos continuar practicando deporte a la hora en la que lo hacíamos antes. Horario que nos venía genial, pero ahora tenemos que hacer un cambio brusco porque nuestro jefe nos ha dicho que en lugar de salir a las 5 de la tarde, a partir de ahora tenemos turno partido y saldremos a las 9 de la noche. Tenemos varias opciones, aceptar que no podemos hacer deporte, cosa que no es del todo cierto, o crear el hábito de salir a correr a partir de la hora de salida aunque nos resulte mucho más sacrificado porque claro, será de noche.
Cuando una persona es capaz de adaptarse a los nuevos acontecimientos, sus posibilidades de tener éxito en su propósito es mucho mayor que la persona que dice no poder hacer algo porque su trabajo, horario, pareja, familia o cualquier otra situación no se lo permite. Hay muchas personas que trabajan y para poder obtener ese título formativo que tanto ansían, dedican horas de la noche o comienzan a las 6 de la mañana a estudiar modificando sus hábitos por el bien de ese objetivo.
Una antigua cliente que vino a mi consulta tenía la necesidad de hacer deporte urgentemente porque a causa de su sobre peso, estaba teniendo problemas de salud y el médico ya se lo había hecho saber para evitar problemas mayores que ya estaban dando señales graves. El problema que tenía es que trabajaba en una panadería de turno partido y salía a las 10 de la noche. Uno de sus nuevos hábitos a parte de comer saludable (a tener en cuenta también que trabajaba en un lugar en donde se vendían muchos pasteles y tuvo que sortear los impulsos), era también apuntarse a un gimnasio al que podía ir a las 11 de la noche porque aún estaban abiertos una hora más. Era admirada por compañeros suyos de trabajo al verla salir de su puesto a esa hora de la noche, con su mochila de gimnasio con actitud de la guerrera que sabe que va a ganar la batalla.
El camaleón tiene más probabilidades de sobrevivir al ataque de un depredador porque se adapta al color del lugar en donde se encuentra.
Y tú, ¿Te adaptas o mueres?
8. Resolución de problemas.
No podemos negar que las personas resolutivas son más exitosas, simplemente porque cuando se ven con un obstáculo en mitad de su camino hacia la meta, buscan y rebuscan hasta encontrar la manera de rodear o saltar ese obstáculo y continuar. Las personas no resolutivas simplemente se quedan bloqueadas en ese punto del camino, o sencillamente abandonan.
Las personas resolutivas saben que el que busca, encuentra y lo aplican también a las soluciones.
¿Te consideras resolutiva o resolutivo?
9. Capacidad de enfocarse en los objetivos.
No te interpongas en el camino de una persona que sabe realmente lo que quiere. ¿Sabes por qué? Porque cuando una persona sabe lo que quiere está capacitada para no ver nada más a su alrededor que eso. Una persona con la habilidad de poner todo su foco en su objetivo tiene la capacidad de gestionar mejor su tiempo, tiene la capacidad de enfocarse en las soluciones por encima de los problemas, pondrá toda su energía en aquello que está construyendo y su tenacidad le hará llegar incluso más rápido que el resto de las personas.
Una persona con habilidad de enfocarse en sus objetivos tendrá incluso la capacidad de ver señales a su alrededor que le mostrarán el camino hacia aquello que quiere porque estará obsesionada con lograrlo. Es como cuando una pareja desea tener un bebé y de repente salen a la calle y lo único que ven son parejas con bebés o mujeres embarazadas. Incluso podrían jurar que hay un baby boom de repente, pero no es así, es que su foco está puesto en aquello que quieren. Pues las personas que ponen el foco en sus objetivos sean cuales sean, están capacitadas para encontrar situaciones a su favor a lo largo del día, ideas, personas que les ayudarán, inspiración, etc…
Si deseas trabajarte mejor para enfocarte en tus objetivos, te recomiendo que leas también mi libro “Coaching, caminando hacia el Ikigai” que está a la venta en el siguiente enlace: https://bookboon.com/es/coaching-caminando-hacia-el-ikigai-ebook. Con este manual aprenderás las bases del coaching y la importancia de la organización para alcanzar tus objetivos tanto de pequeños niveles, como objetivos vitales. Contiene herramientas prácticas con las preguntas adecuadas que necesitas hacerte, para ayudarte a trabajar el foco de atención.
¿Tienes todas estas habilidades? Si la respuesta es que no, no te preocupes, tengo una buena noticia. No es necesario que vengas de fábrica con todas estas capacidades, tendrá más facilidad para unas que para otras. Sin embargo, podrás aprender y entrenar aquellas que no tengas o que sientas con más debilidad en ti. Los grandes líderes y las personas exitosas se han entrenado en algunas de estas habilidades para llegar hasta donde ahora están ¿Creías que nacieron con todas ellas? No, a partir de ahora fíjate en esas personas que admiras y verás que se trabajan para ser cada día un poco mejor de lo que ya son hoy. Tendrán habilidades naturales, pero también otras trabajadas.
¿Sabes ya lo que tienes que hacer? ¡Piensa en grande, fortalece tus habilidades y nos vemos en el lado del éxito!
El post de esta semana está dedicado a la presentación de mi segundo libro “Motivación 1: el super poder de auto motivarte” de editorial Bookboonque muchos de vosotros ya tenéis ¡Y que os agradezco! Para este post, vamos a recuperar la frase de esta semana publicada en las redes y que está sacada de él: “La realidad se basa en nuestra mente. Lo que crees y piensas ahora, si no te abres a nuevos horizontes, será lo que creará tu realidad dentro de un minuto”.
Si yo te pregunto, ¿Cómo has vivido tu realidad hasta el día de hoy? Y presta atención a los detalles de la pregunta, me refiero a tu realidad, no “la realidad” porque no hay solo una realidad sino múltiples realidades, cada una de ellas adaptada de forma individual y otras también a nivel social o de comunidad. Así que vamos a enfocarnos en la realidad personal e individual de cada uno de nosotros porque será la verdadera clave para el logro de lo que realmente deseamos. Vamos a hablar de una de las claves más importantes para llegar tal y como ya hablé en mi primer libro, a nuestro propio Ikigai (propósito de vida), la auto motivación.
¿Cuál es tu realidad ahora mismo? ¿Te gusta esa realidad? ¿Estás satisfecho o satisfecha con ella?
¿Eres consciente de si has sido o no responsable del resultado que tiene tu vida a día de hoy? ¿Sabes si tienes límites? Si la respuesta es que sí, ¿Cuáles son esos límites? ¿Estás segura o seguro de esta última respuesta que te has dado?
¿Te gustaría cambiar algo de esta realidad que tienes hoy? Si la respuesta es que sí, ¿Qué cambiarías?
Si te quedara poco tiempo de vida, ¿Te sentirías satisfech@ con lo que has hecho hasta hoy? ¿Qué te habría faltado hacer?
Todas estas preguntas están pensadas para removerte por dentro, para que te detengas un minuto y te pares a pensar en si realmente tienes lo que deseas, o si simplemente te estás dejando llevar por la vida.
El pasado 1 de febrero se publicó mi segundo libro anteriormente mencionado. Este libro es un manual práctico en el que al igual que mi primer libro, hablo de manera muy práctica sobre la motivación y el trabajo personal de auto motivación.
¿Por qué nos resulta más fácil motivar a las personas que nos rodean y que queremos? ¿Por qué nos motivamos más y mejor si son otras personas las que nos incitan o nos hacen ver lo que somos capaces de ver? ¿Por qué es tan complicado observarnos a nosotros mismos, nuestra realidad y a nuestras posibilidades desde nuestra propia perspectiva? Con este libro aprenderemos herramientas prácticas que nos ayudarán a dejar de esperar a que sean otros los que nos digan lo que valemos, lo que podemos hacer o los límites que realmente tenemos, si es que los tenemos. Tengamos en cuenta que parte de la razón por la que no estamos lo suficientemente motivados, es porque nosotros mismos no creemos lo que podemos llegar a hacer. Nuestro diálogo interior no suele ser muy generoso hacia nosotros mismos y acabamos dependiendo de que sean otros los que nos lo hagan ver y creer, con el consiguiente freno de todas aquellas personas que no ven nuestro potencial bien porque simplemente tampoco lo creen, o porque no les conviene verlo. Así que, ¿Podemos depender de que alguien de fuera nos haga ver lo que realmente valemos o el gran talento que tenemos? ¿Si no me valoro yo, quién lo va a hacer? Estas preguntas es lo que me ha llevado a escribir este manual con el que hablo de puntos como:
¿Qué es la motivación?
Diferentes maneras de auto motivarse.
El trabajo de la atención.
Intención y enfoque.
La autoestima.
Nuestra relación con las personas que nos frenan (Personas tóxicas).
Portada del libro “Motivación 1: el super poder de auto motivarte”
Sí, en el último capítulo de esta obra hablo de esas personas que nos frenan, que nos ponen obstáculos y que parecen estar ahí para evitar por todos los medios que alcancemos nuestros propósitos. Aprenderemos a reconocerlas y a trabajar nuestra relación con ellas para poder avanzar hacia el éxito.
También hablo sobre la autoestima y la importancia de esta en la consecución de nuestros objetivos. ¿Sabías que las personas con una elevada autoestima se ponen objetivos más grandes y pensados más a largo plazo? ¿Sabías que además esas personas obtienen mejores resultados? Una autoestima elevada aumenta nuestras capacidades y el propio concepto que tenemos sobre la posibilidad o no, de lograr lo que realmente deseamos, porque al fin y al cabo acabamos obteniendo aquello que pensamos que merecemos, no lo que realmente merecemos. ¿Qué crees tú que mereces? Con este libro podrás descubrirlo.
¿Dónde puedo conseguir el libro “Motivación 1: el super poder de auto motivarte” de editorial Bookboon?
Si te interesa tener un ejemplar de este libro, puedes entrar en el siguiente enlace y hacer la compra
Comienza a leerlo y descubre cómo tus límites estaban desde un principio más lejos de lo que creías al comenzarlo. Así que déjate de excusas y comienza a PENSAR EN GRANDE
Querido lector, ¡Nos vemos al otro lado del miedo!
En la línea de la #FraseDeLaSemana que publiqué este pasado lunes, vamos a seguir con el post correspondiente.
En este caso no he publicado tan sólo una frase, sino algo más que una frase en esta imagen que puedes ver a continuación. Publiqué un punto de mi nuevo libro que acaba de ser publicado y que ya está a la venta desde la semana pasada…
…¡Sí! Tengo el honor de anunciarte que acabo de publicar por fin mi libro “Coaching, caminando hacia el Ikigai” y hoy te voy a hablar aquí de él porque sé que te va a interesar y que estabas buscando algo como esto.
“Coaching, caminando hacia el Ikigai” es un manual práctico que explica lo que es el concepto de Ikigai y el proceso de coaching para alcanzarlo. Con él se puede conocer el coaching desde sus primeras influencias, hasta el día de hoy. Además de enseñar a llevar a cabo una sesión de coaching de principio a fin.
Mi intención con este libro ha sido que se aprendan puntos como:
¿Qué es un Ikigai?
¿Cómo realizar una sesión de coaching?
Motivación
Creencias limitantes
Miedos
¿Te suena interesante? ¿Te interesa el coaching? ¿O simplemente el desarrollo personal? En cualquiera de los casos, este libro es ideal para aplicarlo de forma personal y lograr los objetivos que nos propongamos.
Muchas veces nos pasa que sabemos y sentimos que necesitamos un cambio en nuestras vidas, nuestros hábitos, nuestra forma de proceder, deseamos ver otros resultados, pero no sabemos qué hacer, cómo hacerlo o qué caminos tomar. Es más, demasiadas veces sentimos que no tenemos muchas opciones o directamente no vemos ninguna y todo esto nos hace sentir perdidos. Bien, pues este libro está enfocado en ayudar a los lectores a crear desbloqueos mentales, cambiar creencias y reconocer los miedos personales de cada uno. Sí, esos miedos individuales que cada uno de nosotros guardamos debajo de nuestra propia cama y que no nos deja dormir. De esta manera, estaremos abriendo posibilidades y nuevos caminos que quizás antes no veíamos.
Éste libro es como una brújula, a veces echamos de menos tener una brújula vital que nos confirme dónde estamos exactamente y nos indique dónde se encuentra nuestro NORTE más personal e intransferible, porque nuestro destino no ha de ser el mismo que el de la persona que tengo al lado. Su solución no tiene por qué ser la mía. Yo tengo que encontrar la solución personalizada a mis propios problemas y eso puede resultar complicado cuando no sabemos hacernos las preguntas adecuadas.
¿Qué necesito?
¿Qué me hace falta?
¿Cuál de todos estos caminos es el mío?
¿Voy por el camino adecuado? ¿O me estoy equivocando?
Vamos aún más allá…
¿Cómo puedo encontrar mi camino si simplemente no veo caminos frente a mí? No veo posibilidades, por lo tanto, siento que no existen.
Todas estas preguntas que nos producen desconcierto cuando tenemos conflictos internos, pueden tener respuestas si buscamos en la profundidad de nosotros mismos y esto solo se producirá cuando encontremos las preguntas adecuadas a nosotros.
Cuando nos hacemos las preguntas correctas, encontramos respuestas que antes simplemente eran invisibles.
He querido enfocar este manual a 3 perfiles de lectores diferentes y que se pueden beneficiar enormemente de él. Estos perfiles son:
Personal: cualquier persona que desee saber más sobre el coaching y cómo aplicarlo a su vida. O cualquier persona que esté interesada en el desarrollo personal y la superación.
Líderes: personas que guíen a otras personas o equipos. Pueden ser líderes empresariales como jefes o directivos, pero también pueden ser todo tipo de líderes como maestros, padres, etc.
Estudiantes de coaching: personas que estén formándose como coaches y quieran un libro práctico de apoyo y enriquecimiento a sus estudios.
He disfrutado muchísimo hablando en este manual sobre filosofías como el taoísmo, el zen, el budismo, como también hablo sobre la ley de la atracción, el poder del pensamiento y cómo funciona la visualización en el logro de nuestros objetivos.
He querido facilitar con este libro diversas herramientas que ayudarán al lector a entender su forma de proceder hasta ahora, también he querido mostrar cómo con preguntas poderosas, podemos ponernos en duda a nosotros mismos y nuestra forma de ver la vida y actuar frente a ella. ¿Te has preguntado por qué hasta ahora los resultados no han sido los que esperabas? Quizás sea hora de revisar tus hábitos y cambiarlos, o simplemente darles una vuelta de tuerca. Tal y como ya dijo Einstein en su momento
“Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”.
Pues con este libro podrás comenzar a cambiar tus hábitos y por lo tanto, verás cambiados tus resultados.
¿Quizás estabas pensando o buscando un cambio en tu vida últimamente? Entonces, creo que esta es la señal que andabas buscando.
¿Estás preparado/a para encontrar tus propias respuestas?
¿Dónde puedo conseguir el libro “Coaching, caminando hacia el Ikigai” de editorial Bookboon?
Si deseas asistir a la presentación del libro que se celebrará este próximo lunes día 13 de julio a las 19:30 horas en directo por youtube, escríbeme a evamariaarrabal@gmail.com y podré enviarte la invitación.
Estaré encantada de conocer tu opinión cuando ya lo hayas leído.
¡Querido lector, nos vemos al otro lado del miedo!
Decía el Doctor Wayne W. Dyer (Psicólogo estadounidense, especialista en psicología positiva): “La palabra intención normalmente cuando la usamos, tiene la connotación de que nadie se interpondrá en nuestro camino. Tengo la intención de que algo ocurra, haré que salga bien contra viento y marea. Da igual la oposición que encuentre, tengo la intención de hacerlo. Es como cuando un pitbull se aferra una rueda. ¿Lo han visto alguna vez? No la suelta por nada. Adoptaré la actitud del pitbull para conseguir lo que quiero. Eso es la intención”. Extraído de su charla “El poder de la intención”.
Pues bien, siguiendo en la línea de la frase de la semana publicada este pasado lunes, efectivamente vamos a hablar en este post sobre la intención y todo el poder que tiene sobre nuestras vidas y nuestros objetivos.
Frase de la semana:
Te voy a hacer una pregunta, ¿Qué diferencia crees que puede haber entre los propósitos que NO has logrado hasta hoy por más sencillos que parecieran y los propósitos que lograste a la primera, aún pareciendo casi imposibles de lograr? La respuesta más común que recibo a esta pregunta suele ser que en los propósitos aparentemente más sencillos, pero que siempre andan rondando el inicio del año y que nunca conseguimos cuando el año acaba, nuestra intención no está clara. No tenemos una motivación lo suficientemente fuerte. Es decir, llevamos años intentando dejar de fumar, perder peso, hacer ejercicio físico, aprender inglés, etc, tanto tiempo, que llegamos a convencernos de que es algo realmente difícil y abandonamos porque «Total, no son tan necesarios en mi vida ahora mismo. Tengo cosas más importantes que hacer». Sin embargo, en el extremo opuesto nos encontramos con que en los propósitos realmente difíciles, esos que en un momento dado de nuestras vidas nos pone entre la espada y la pared, esos propósitos que si no llevamos a cabo nos pondrá en una situación que no deseamos, que nos angustia o nos aterroriza, entimos que si no nos comprometemos con todas nuestras fuerzas en lograrlos sufriremos de algún modo y sabemos que gran parte de la responsabilidad puede ser nuestra, si no lo intentamos al menos. ¿Qué ocurre cuando nos encontramos con una situación tan delicada? En muchos casos nos encontramos con que somos capaces de sacar una fuerza y una claridad que pocas veces hemos visto en nosotros mismos y que nos llevará a esforzarnos lo que sea necesario, para llegar al lugar en el que queremos estar… o a alejarnos del lugar en el que no queremos estar. Es decir, lo interpretamos como una situación de peligro.
Pongamos un ejemplo.
Imagina que llevas 20 años fumando y los últimos cinco años queriendo dejarlo. Siempre te lo propones cuando comienza el nuevo año, pero es tan difícil… ¿Verdad? Se siente tan bien fumando que siempre piensas “Ya lo dejaré” o “debería dejar de fumar”. Imagina ahora que un día vas al médico porque te sientes mal. Tienes ciertos síntomas que van a peor y que hacen que cada vez te canses más, te falte el aire, ya no puedas subir las escaleras hasta tu casa y tengas que coger el ascensor. Cada vez estás más debilitad@ y vas a que el médico te haga una evaluación. Imagina ahora que tras esa evaluación el doctor te indica que además de esos síntomas tienes la tensión alta y necesitas medicación. Finalmente te dice que todos los síntomas que tienes incluyendo lo de la tensión son debido al hecho de fumar. Te indica que si dejas de fumar todo eso que te pasa simplemente desaparecería. Esa noticia no te agrada nada, pero resulta que estás acomodad@ en esa situación. Has creado de todo eso tu zona de confort que no es que te guste, pero ha ido creándose de manera paulatina y te cuesta salir de ahí. Pero también te dice el médico que si no dejas de fumar vas a estar peor en poco tiempo y muy probablemente te vayas a llevar un susto. Si es que se queda solo en un susto. Porque según el doctor tienes muchas probabilidades de sufrir alguna enfermedad coronaria y eso es grave. Te está diciendo que podrías morir. ¿Qué harías ahora? El médico dice que vas de camino a ese destino. Es entonces cuando de repente tu mente cambia el chip, sientes que está en tu mano invertir ese destino o quedarte donde estás, que no te dejará estable sino que te pondrá en una situación peor. Ya te digo yo que si realmente tienes ganas de seguir viviendo, harás todo lo posible y sacarás la fuerza más desconocida de tu interior para dejar de fumar y si me estiras mucho, cambiarás tus hábitos alimenticios y quizás hasta comenzarás a caminar. ¿Me equivoco?
Sin embargo, para otros propósitos que se sienten menos vitales, esa intención será más débil. Pero la buena noticia es que cuando somos conscientes de cómo funciona la intención, podemos alimentarla y trabajarla a nuestro favor con el fin de lograr todo aquello que nos propongamos. Tenemos el poder de enfocar nuestra energía en aquello que nos ayude a crecer, a evolucionar y a construirnos. ¿Cómo? Actuando como el pitbull que se aferra a la rueda con todas sus consecuencias.
¿A que quieres ser como el pitbull?
Vale, la teoría parece fácil pero ¿Cómo la llevamos a la práctica? ¿Cómo podemos alimentar la intención hasta llevarla al límite en el que nos impulse a enfocarnos con todas nuestras fuerzas en algo que en principio no tiene por qué ser vital? Por ejemplo, si quiero aprender inglés no por necesidad, sino por puro placer ¿Cómo puedo poner toda mi intención en ello?
Llegar a tener la actitud del pitbull puede llevarnos cierto tiempo de trabajo, entrenamiento y hábitos que no hemos tenido hasta ahora, ya que esa actitud la hemos sacado solamente en momentos en las que hemos sentido la imperiosa necesidad. Pero podemos dar un primer paso de una manera ciertamente sencilla, que depende sólo de crear un nuevo hábito hasta acostumbrarnos y llegar a cambiar nuestro pensamiento.
A continuación vamos a usar una primera y sencilla herramienta para comenzar a realizar cambios desde lo más básico hacia arriba con efecto dominó.
TIP:
Esta herramienta es el cambio de nuestro lenguaje, ¿Cómo hablamos cuando lo hacemos con otras personas? O incluso, ¿Cómo nos hablamos a nosotros mismos? ¿Qué vocabulario utilizamos? ¿Usamos muchas negaciones y coletillas de dudas? A partir de ahora vamos a escucharnos y a evaluarnos cuando hablamos. De esta manera podemos tomar conciencia y podemos modificar una de las primeras cosas que influyen en nuestra intención.
Pongamos otro ejemplo para entenderlo mejor:
Imaginemos que ahora que han pasado las fiestas de navidad, queremos cambiar nuestros hábitos alimenticios porque deseamos bajar de peso. No es algo realmente vital y sabemos que dependiendo de la cantidad que debamos perder, de ello no tiene por qué depender nuestra vida o salud a no ser que nos lo diga un médico. Pero queremos sentirnos mejor. Así que tenemos que poner toda nuestra intención tal y como si de ello dependiera nuestra vida.
Bien, pues a continuación vamos a conocer cómo evaluar nuestra forma de hablar sobre el tema o de hablarnos a nosotros mismos…
Si en lugar de decir “Tengo que ponerme a dieta”, lo cambiamos por “Elijo comer más saludable”, no solo estamos usando un vocabulario más amable y menos estricto con nosotros mismos, sino que además resultará más sencillo para nuestro cerebro adaptarse a la nueva intención y enviar la orden al resto del cuerpo para que actúe acorde a nuestro deseo. Entonces lograremos reducir la tensión y la ansiedad porque ya no lo veremos como una obligación. Si en lugar de decirnos “Debería hacer deporte”, nos decimos “Voy a salir a correr un rato”, la fuerza de la intención es mucho más potente y además, igualmente dejamos de verlo como una obligación, para comenzar a verlo como una elección.
Al mismo tiempo, no solo en momentos clave de nuestro propósito como acabamos de ver, si no de manera general, podemos decirnos a nosotros mismos o bien en voz alta frases como “Lo voy a conseguir”, “Esto es fácil”, “He logrado cosas más difíciles”,“Cuando acabe el año pareceré otra persona”, Etc.
En el momento en el que comenzamos cambiando el lenguaje, creamos un efecto dominó que hace que se vayan haciendo cambios a mayores niveles, como por ejemplo nuestra forma de pensar y por lo tanto nuestra forma de sentir. Pasado el tiempo podremos comprobar que hemos pasado de hablar diferente a pensar y sentir diferente y nuestra intención se verá fortalecida y estando fortalecidos, podremos llegar a sentir que lo lograremos cueste lo que cueste. Tal y como hace el pitbull con la rueda. Si nos fijamos en la actitud del pitbull podríamos adivinar que el pensamiento que hay en su cabeza en el momento comentado al principio es el de…
Como siempre, a raíz de la frase de la semana publicada el pasado lunes de parte del psicólogo Ian Robertson, hoy vamos a hablar efectivamente del éxito. De cómo funciona en el cerebro y de cómo podemos hacer para crearlo desde cero, con el fin de atraer más éxito.
El éxito se puede considerar una adicción. De hecho el cerebro se comporta como tal cuando percibe una situación de éxito, desde ese momento actúa de manera que te empuja y te motiva a buscar y vivir de nuevo esa sensación. Esto hace que estés predispuesto a crear situaciones de logros para tener de nuevo esa la sensación. Como también dice Ian Robertson: “Incluso ante minúsculas dosis de poder, nuestro comportamiento cambia”. Es decir, nuestro comportamiento y nuestros hábitos cambian cuando vivimos el éxito aunque sea en pequeños niveles.
Pero muchas personas pueden pensar que a ciertos perfiles concretos de personas les puede resultar fácil hablar de construir el éxito, cuando desde fuera se les ve exitosas (aparentemente como si ya fuese en sus propias circunstancias). Esto les hace sentir alejados de ellas y pueden verlo como una situación inalcanzable. Bien es cierto que esa sensación de ser una persona exitosa se alimenta más si la persona en sí comenzó teniendo algún tipo de logro siendo joven. De igual modo, una persona que no ha experimentado esa sensación siendo joven va sintiéndose más alejada de ella a medida que va envejeciendo.
Pero, ¿Es posible crear el éxito desde cero sin haberlo sentido antes? Efectivamente es posible. Una persona puede comenzar a crear situaciones de éxito con el fin de ir alimentando esa sensación e ir creciendo en ello. El éxito puede desarrollarse. No es fácil y a medida que los objetivos de éxito crezcan evidentemente serán necesarias una serie de habilidades que se han de ir trabajando y entrenando, pero es posible crear un hábito para convertirnos en personas exitosas. De hecho, todos conocemos a algunas personas que suelen tener comentarios del tipo “La mala suerte me persigue”, “No tengo fortuna”, “Nunca me ha tocado nada, así que no voy a probar suerte”, “Es que yo no tengo estrella, nací estrellado/a” o incluso en el lado opuesto “Soy una persona afortunada”, “Suelo conseguir lo que me propongo”, “Es que tengo estrella”. Esto se debe a las primeras experiencias que nos marcaron en el terreno de la suerte y que nos hicieron crear “creencias limitantes” en unos casos, o motivadoras en otros casos, que se desarrollaron en todo el proceso hasta hacernos adultos y que efectivamente, nos hicieron predispuestos a crear una cosa u otra (La buena o la mala suerte). También influye por supuesto lo que escuchamos de nuestros padres y entorno durante nuestra infancia y nuestra adolescencia, pero esto no debe de hacernos creer en el caso de que la educación que hayamos recibido haya sido limitante en ese sentido, resulte imposible de arreglar. Ahora que somos adultos, somos nosotros los únicos y máximos responsables de nuestra propia suerte a partir de este momento.
Pero, ¿Cómo son las personas exitosas para tener más éxito aún? Vamos a ver a continuación algunas características de una persona exitosa:
Se sienten ganadoras: Hacen sentir a su cerebro que eso que se proponen es posible y que ya está en proceso de lograrlo. Que ya lo tienen. Es decir, confían en ellos mismos y en sus posibilidades para alcanzarlo.
Celebran sus éxitos: Se recrean en sus logros, los disfrutan. No esperan a que sean otros los que se lo celebren desde fuera. Ese sentimiento alargado en el tiempo alimenta el sentimiento de ser ganador y esto le fortalece y empodera para lograr más. Además de darse importancia y valor por lo que ha hecho.
Evitan ver los fracasos como derrotas: Son personas que enfocan toda su energía en lo que desean lograr, así pues no se rinden fácilmente y persisten porque buscan sentir de nuevo el éxito. Así que deciden ver los fracasos como aprendizajes.
Ven los problemas como retos: La palabra problema ya de por sí puede resultar limitante si la vemos como tal, nos frena. Sin embargo, las personas que traducen esa palabra en su cerebro como “reto”, se hacen grandes ante los problemas y se sienten capaces de salir por encima de ellos. Así que deciden enfocarse en la solución, en lugar de en el problema.
Tienen una gran inteligencia emocional: En el caso de no tenerla por naturaleza, la trabajan para desarrollarla. Habilidades como la aceptación y la asertividad son muy importante para estas personas, ya que en momentos de fracaso han de estar fortalecidos para reponerse y resurgir como el Ave Fénix.
Buscan superarse en los éxitos: Si ya han logrado algo, la siguiente meta ha de estar más lejos que la anterior, porque las metas ya alcanzadas ya no se sienten de nuevo con la misma intensidad que la primera vez que se alcanzó. Quieren más.
Evitan las distracciones que puedan frenarle: Ponen el foco en sus objetivos y eso necesita de toda la energía como para distraerse en cosas que pueden ser banales.
Son optimistas: El carácter optimista es indispensable para tener éxito. Una persona pesimista se frenará y se rendirá más fácilmente.
Se rodea de personas con una forma similar de ver la vida: Necesitan de personas con la misma motivación cerca, ya que personas de comportamiento opuesto les frenará.
Tienen una gran capacidad de Automotivación: Buscan razones para continuar y no abandonar.
Buscan, admiran y modelan a las personas que tienen lo que ellos desean: Ya sea éxito económico, el trabajo que desean, la empresa que sueñan crear, la actitud que quieren trabajar, la vida que quieren. En definitiva, se fijan en esas personas, en cómo trabajan y avanzan e imitan todo aquello que perciben de ellos con el fin de ser como ellos.
Sigue leyendo porque a continuación vamos a ver un tipque nos ayudará a crear el éxito desde cero, aunque antes no hayamos tenido esa sensación.
Y finalmente vamos a acabar este post con una herramienta muy sencilla, que nos ayudará a comenzar a crear nuestra propia buena suerte y convertirnos con el tiempo en una persona exitosa.
TIP:
Celebra los logros. Por pequeños que sean, celébralos y siéntelos (Has aprobado un examen, has conseguido un nuevo trabajo, te has atrevido a hablar por fin con esa persona que te gusta, has perdido unos kilos que te sobraban, acabas de cumplir tu primera semana comiendo saludable o haciendo media hora de deporte a diario…). Dile a tu cerebro que lo que acabas de conseguir es grandioso y permítete sentirte ganador por ese logro, recréate y disfrútalo. De este modo estarás dando el primer paso para crear esa “adicción” aunque sea a pequeña escala, pero así te resultará más sencillo conseguirlo y dar ese primer paso hacia. Habiendo dado este paso resultará más fácil buscar la manera de seguir sintiendo esa sensación y podrás poco a poco enfocarte en logros cada vez más grandes. Puedes ayudarte en el sentimiento de ganador el compartirlo con personas que sepas que se alegrarán por ti, quizás publicarlo en redes si lo consideras oportuno (esto último ya es algo de elección más personal, si va a crear más o menos comodidad). Si comienzas a darte importancia a ti mismo/a por haber logrado algo, estarás también provocando que otras personas te den importancia. Primero has de comenzar por ti y el valor que tú le des a tu éxito personal. Si por el contrario, mantienes tus logros en la más absoluta discreción estás ayudando a que pase más desapercibido, incluso para ti mismo/a ya que no lo notarás con la intensidad que realmente mereces. Este acto no significa que dejes de ser humilde, puedes ser humilde y al mismo tiempo alegrarte por tus propios logros, ¿Por qué no? Además, seguro que tienes a tu alrededor a más de una persona que también se alegrará por ti y celebrará ese sentimiento contigo. Puedes darte un regalo por haber logrado eso. Valórate por ello.
Cuando hayas alcanzado un primer logro y lo hayas celebrado, ¡Comienza a preparar tu siguiente éxito y ve a por él!
Como siempre, en la línea de la frase de la semana publicada este pasado lunes que dice “Una meta es un sueño con fecha de caducidad” de boca del maestro Napoleón Hill, vamos a hablar sobre la relevancia de poner o no fecha límite a la hora de lograr nuestros objetivos personales. Precisamente el propio maestro Hill defendía fervientemente el poner un tiempo limitado para motivarnos y llevar a cabo nuestros sueños; y de él han aprendido muchísimos líderes y personalidades exitosas conocidas a nivel mundial. Pero yo te pregunto a ti, ¿Te sientes cómodo/a poniendo fechas límites?
Sabemos bien que en el terreno laboral es un requisito indispensable poner fecha, puesto que evidentemente además de ser un trabajo en equipo, los resultados han de verse siempre en un momento concreto para poder avanzar en la calidad de la organización. Pero, ¿Funciona igual de eficaz cuando lo llevamos al nivel personal? Yo personalmente siempre, siempre recomiendo a mis clientes en consulta que acordemos una fecha límite para que se pueda alcanzar un objetivo final y otras fechas límites más cercanas para llevar a cabo los pequeños objetivos que se trabajan en cada sesión y que nos llevarán al objetivo final, porque de lo contrario medir y avanzar en cada sesión sería complicado. La razón más importante para hacer esto es que evidentemente si queremos ir avanzando y que sea posible trabajar un paso más en la sesión siguiente, el paso anterior ha debido de darse antes, es de lógica. Sin embargo, alguna vez me he encontrado con personas que me indican que cuando se ponen fechas límites para trabajar sus metas, sienten exceso de presión y esto les acaba perjudicando. Son personas que no se sienten nada cómodas trabajando bajo presión y que más que impulsarles a realizar un trabajo mejor, les frena a la hora de ver resultados positivos ya sea en sus profesiones o a nivel personal. En estos casos me decanto por trabajar los niveles de estrés, con el fin de encontrar la manera más propicia de que esa persona pueda alcanzar su objetivo de una manera cómoda y motivadora para ella. En este mismo artículo, un poco más adelante hablaremos de este perfil de personas y sobre cómo pueden trabajar el estrés a su favor. Por otra parte, existen incluso personas que precisamente se les da especialmente bien trabajar bajo presión, porque esta les provoca un estado de “eustrés” que les posiciona en un lugar de inspiración y creatividad, que a su vez alimenta la motivación y todo esto le impulsa a seguir trabajando con ilusión, deseando que llegue la fecha estimada y ver el resultado final.
Pero primero de nada, vamos a conocer los conceptos de hipo estréss, distress y eustress para entender todo esto un poco mejor:
Distrés:
Nos referimos como distrés al estrés destructivo y dañino. Es uno de los negativos junto con el segundo que conoceremos. Este tipo de estrés es el más conocido y el considerado como el normal o incluso “el único” de manera errónea. Por ello de manera equivocada muchas personas intentan eliminar el estrés, desconociendo que se puede trabajar a su favor y reconstruirla de una manera constructiva como veremos en el tercer tipo. Este estrés es el que genera ansiedad, taquicardias, bloqueo mental y malestar en general.
Denominamos distrés al estrés negativo, al destructivo, al que nos frena en nuestros objetivos. Esto se debe a una actitud inadecuada o mal gestionada frente a las circunstancias que nos produce estrés. En este caso, estamos hablando de un estrés excesivo que acaba convirtiéndose en un obstáculo para nuestras decisiones y nuestros actos.
Hipo estrés:
Hipo estrés se refiere a los niveles por debajo del mínimo de estrés necesario para la acción y de manera persistente. Por ejemplo, cuando una persona pasa por un momento de su vida alargado en el tiempo, en el que siente que no tiene razones para generar acción, no tiene objetivos, metas, propósitos de ningún tipo y por lo tanto cae en una espiral de aburrimiento, desazón y desmotivación que si no se trabaja a tiempo acaba generando depresión, vacío interior y malestar en general por falta de ilusión. Es bastante común en jóvenes de edad adolescente.
Eustrés:
Finalmente, nos referimos al eustrés como el tipo de estrés positivo. Aunque parezca asombroso para muchas personas, hay un tipo de estrés que es bueno y constructivo. Tal y como hemos visto en los dos puntos anteriores, el distrés y el hipo estrés son los dos extremos opuestos del estrés y por lo tanto, los dos son negativos y destructivos. Mientras que el eustrés se encuentra en un nivel intermedio, de manera equilibrada, que nos impulsa a la acción pero no nos resulta excesivo como para caer en el colapso mental. Es más, este perfil de estrés nos mantiene en un estado mental óptimo de creatividad, inspiración y motivación como para que los resultados sean más positivos. De ahí que sea necesario trabajar para construir este tipo de estrés.
¿Para qué es recomendable conocer estos tres perfiles de estrés? Bien, pues considero que es necesario porque de este modo podemos trabajar el estrés a nuestro favor, con el fin de poder trabajar nuestros objetivos de manera óptima. Es decir, si por ejemplo una persona indica que no se siente cómoda trabajando bajo presión porque sufre de estrés, entenderemos que esa persona padece en realidad de distrés. De esta manera podemos trabajar a su favor para reconstruirlo en la medida de lo posible en eustrés y así poder darle herramientas desconocidas para ella hasta ahora y que pueda avanzar. Lo mismo ocurre con la persona que puede padecer de hipo estrés.
Así pues, vamos a ver algunos puntos que nos pueden ayudar a poner fechas límites y que nos resulte constructivo y nos lleve a la acción con motivación:
Poner fechas que nos resulten realistas.
Tal y como ya comentamos en el post “La fuerza de la motivación en la timidez”, es importante poner fecha de caducidad para motivarnos, pero también es importante que esta sea realista para nosotros. De lo contrario entraremos en una espiral de estrés destructivo que nos bloqueará y nos obstaculizará a la hora de conseguir los objetivos propuestos. Cuando sentimos que la fecha límite es realista, estamos relajados de una manera equilibrada junto con un nivel óptimo de estrés (eustrés) como para poder pasar a la acción.
Ver las metas como retos, para reducir los miedos o el distrés.
Cuando cambiamos nuestra perspectiva y pasamos de ver las metas con vértigo, a verlas como retos, nos estamos empoderando y nos sentimos más capaces de llevarlas a cabo. ¡Comienza a retarte, notarás el cambio!
Evitar la procrastinación desde el primer día.
Debemos de ser responsables desde el primer día en el que nos ponemos los objetivos, para ponernos en acción y realizar los actos necesarios cada día, que nos acerquen al objetivo final. Si nos tomamos nuestros propósitos en serio cumpliremos las fechas acordadas. Si sabes que hoy puedes hacer algo, hazlo ahora y no esperes a mañana, será bueno para tus niveles de estrés.
Trabajar nuestra propia visión y sensación de “heroicidad” cuando lo logremos.
Si nos visualizamos logrando nuestros objetivos y en ese ejercicio desarrollamos el sentimiento de heroicidad, también nos estamos empoderando y motivando. Cuando te imaginas y te sientes a ti mismo/a como un héroe o heroína por lo que has logrado, la fuerza que te impulsa a actuar cada día crece y los miedos también disminuyen.
Relativizar si en algún momento vemos, sentimos o pensamos que no llegamos a la fecha.
Este paso es muy importante. Si en algún momento sentimos angustia al pensar que la fecha se va acercando y no llegamos, ¡No pasa nada! Piensa que somos humanos, podemos habernos equivocado al calcular posibles tiempos. Siempre está la opción, como digo yo, de “recalcular la ruta” y continuar. No hacemos esto para relajarnos en absoluto y perder de vista el objetivo porque sabemos que podemos cambiar fechas, sino para aceptar que quizás los tiempos no son correctos en nuestra realidad y circunstancias y hay que añadir algunos meses más y no pasa absolutamente nada. Seguro que si llegamos a sentir eso, ya tenemos parte del trabajo hecho hasta ese momento y eso es señal de que vamos bien. Solo que nos hemos equivocado en las fechas.
TIP:
Bien, por último vamos a acabar con un tip muy eficaz para crear objetivos con fechas límites. Es muy, muy similar al tablero de visualización o visión board. Yo diría que es prácticamente igual, con la única diferencia de que en este caso las imágenes las colocaremos en cierto orden, siguiendo una línea cronológica. De este modo a simple vista podemos visualizar todo lo que queremos conseguir y cada objetivo o subobjetivo aparecerá con su fecha señalada. Vamos a ver cómo se hace:
Vamos a buscar imágenes de los objetivos que queramos conseguir en un tiempo limitado y realista para nosotros. Ya sea un nuevo trabajo, unos ingresos concretos, un coche nuevo, un viaje, un capricho, etc. Podrán ser imágenes que reflejen directamente lo que deseamos, o bien pueden ser también imágenes que lo inspiren, que nos hagan pensar y sentir en ello. Es recomendable que no sean más de 4 o 5 objetivos, para evitar en muchos casos la posibilidad de que sea mucha información para procesar en poco tiempo y eso provoque que dispersemos nuestro foco. Podemos proponernos que a medida que vayamos avanzando en los objetivos cronológicos, siempre podemos añadir nuevos y continuar con la línea hacia el futuro.
Dibujaremos una línea en una cartulina o varias si fuera necesario por temas de espacio. En esa línea dividiremos el tiempo por fechas según objetivos y en cada una de las fechas señaladas, (recordamos que han de sentirlas realistas para cada objetivo) colocaremos la foto o imagen que inspira lo que queremos lograr. Por ejemplo: si deseamos viajar a Australia de aquí a un año y medio podemos poner la fecha exacta y encima o debajo de dicha fecha podemos poner una foto de un lugar de Australia, incluso podemos modificar la imagen añadiendo una foto recortada de nosotros sobre ella, para hacerlo más fácil de imaginar o bien de un avión sobrevolando el lugar, o algo que nos inspire a pensar en Australia.
Cuando la línea cronológica esté finalizada, la colocaremos a la vista en un lugar en el que podamos verla a diario y recordarnos aquello por lo que estamos trabajando.
Este ejercicio es muy poderoso en lo que respecta a poner fechas y cumplir objetivos.
Así que finalmente, te invito a que pruebes a ponerte fechas límites y recordarte que no te preocupes si sientes que te puede venir grande en algún momento. Siempre puedes “recalcular la ruta” según tu realidad y lograr tu meta aunque sea un poquito más tarde. Como dice la frase “Más vale tarde que nunca” y con este modo de trabajar estamos evitando ese “nunca”.